Alguien ha dicho que así como a Oscar Castro le salían kilométricos romances, Pedro Prado escribía sonetos por toneladas. y es cierto, por eso a nuestro Premio Nacional de Literatura 1949 se le conoce como "el señor del soneto". Pero no basta -para ser un poeta verdadero- expresarse de manera preferente en un determinado metro o encasillarse en un único estilo. Tampoco importa demasiado que los poemas sean perfectos desde el punto de vista métrico o estructural, lo que importa -para ser un poeta verdadero- es que la poesía (esa magia inefable) destelle en sus obras y sea capaz de evocar en los lectores aquellas sensaciones y emociones que sólo el verdadero arte logra recrear. y esos destellos son múltiples en Pedro Prado.