Siguiendo con lo expuesto en el Marco Para la
Buena Enseñanza vamos a revisar ahora el cuarto Dominio que nos propone
este importante documento. Se trata de las Responsabilidades Profesionales del
docente en cuanto a su compromiso principal que es que sus alumnos aprendan,
tema de gran importancia sobre todo hoy que tanto se aspira a mejorar la
calidad de la educación. Trabajar en este Dominio implica hacerse cargo de un
fuerte compromiso y participación no sólo con los trabajos y tareas normalmente
requeridas a los docentes (planificar, preparar clases, evaluar, etc.), sino
también con el Proyecto Educativo institucional del lugar donde se desempeña,
de una manera activa, influyendo permanentemente para ponerlo en práctica de
mejor modo o ir adecuando a las necesidades que se vayan presentando.
Para
hacerlo, se debe estar en un permanente proceso de evaluación, que permita
detectar las dificultades, buscar formas de superarlas, comprender y hacerse
cargo de aquellos elementos que impiden el aprendizaje de sus alumnos y buscar
estrategias allanen el camino. Desde otro punto de vista, esta responsabilidad
también ha de traducirse en ser parte dinámica de la comunidad educativa donde
uno está inserto, compartir y aprender de los colegas y con ellos, relacionarse
con todos los estamentos de la comunidad con la actitud de un aprendiz
consciente que sabe integrarse y colaborar en lo que pueda.
Los criterios que
nos propone el Mineduc para evaluar esta área son los siguientes:
- reflexionar
sistemáticamente sobre la propia práctica docente, recogiendo evidencias de los
aprendizajes, analizando críticamente esas evidencias para determinar las
fortalezas y debilidades de las propias prácticas y al efecto qué éstas tienen
sobre los alumnos, lo que permitirá reformularlas e implementarlas nuevamente
de mejor forma. Esto también permitirá identificar las propias necesidades de
desarrollo y actualización profesional y actuar de acuerdo a ello.
- Construir
relaciones profesionales colaborativas con los colegas. Vale decir, promoviendo
diálogos sanos y constructivos sobre distintos aspectos o énfasis pedagógicos,
intercambiando prácticas exitosas, sugiriendo ajustes, colaborando en la
formulación de estrategias internas y con los proyectos que los pares promuevan
para mejorar la calidad de la enseñanza en la institución. Cuando se es capaz
de aportar el trabajo, conocimientos y experiencia en beneficio de la
comunidad, suele recibirse más de lo que se entrega.
- Asumir la
responsabilidad de orientar el desarrollo personal de sus estudiantes, lo que
implica un trabajo intra y extra aula, acumulando una rica información sobre
las necesidades en el desarrollo personal y académicos de sus alumnos,
proponiendo fórmulas para encausar y solucionar los problemas.
- Propiciar
relaciones colaborativas con padres y apoderados. Esto significa mantener
permanentemente y por todos los medios informadas a las familias sobre los
procesos de aprendizaje que enfrentarán los estudiantes, sobre los estados de
avance de ellos y, cuando corresponda, instar la participación de las familias
en actividades de aprendizaje, relación, recreación y convivencia de los
alumnos.
- Manejar información actualizada sobre la profesión docente, la
especialidad, el sistema educativo y las políticas vigentes, tanto a nivel
nacional, como en el marco de la propia unidad educativa y con ese conocimiento
analizar críticamente la realidad del establecimiento en el que se desempeña
colaborando siempre para alcanzar las metas. Sólo así un docente podrá ser parte
activa de su comunidad y podrá influir positivamente en el devenir de ésta.
Ciertamente para ello deben darse las condiciones propicias de parte del nivel
directivo de la institución para fomentar los aportes y las colaboraciones,
creando espacios abiertos y tolerantes de diálogo que, lamentablemente, no son
comunes. Gran responsabilidad tienen en esto los directivos escolares,
especialmente los vinculados al área de la evaluación docente y unidades
técnico-pedagógicas que, en gran medida y distorsionando los verdaderos
objetivos de sus importantes funciones, suelen caer en prácticas tensionantes,
descalificatorias (y aun persecutorias) que en nada ayudan a corregir los
problemas y sólo enrarecen el clima laboral.
prof. Benedicto González Vargas
publicado
originalmente en mi blog de Atinachile
el 28 de octubre de 2006
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