Lorena Berríos es una joven e inteligente colega, profesora de Lenguaje y Comunicación, que se desempeña como docente en el Colegio San Francisco del Alba. Hace poco publicó un interesante artículo en Educarchile que los invito a leer y comentar.
Por lo relevante del tema, lo reproduzco in extenso:
En “El banquete” (Συμπόσιον) de Platón hay una extensa discusión
acerca del amor, que se desarrollará durante el día y toda una semana.
Siempre les comento a mis alumnos que es impresionante que un grupo de
personas se haya reunido con el objetivo de discutir acerca de este tema
y dedicar tanto tiempo a su profundización.
Algo similar ocurrió el año 1989 en la UMCE cuando un grupo de
distinguidos catedráticos (Grammatico, Herrera Cajas, Rodríguez Adrados,
Barceló, entre otros) se reunieron para discutir acerca de la παιδεία y
la Humanitas. Fue una semana completa dedicada al debate de estos
temas, en donde se reflexionó acerca de la educación del hombre y cómo
ésta forjaba su humanidad.
Hoy, a veinte años de este seminario, muchos de los estudiosos que se
congregaron esa semana ya no están con nosotros. Hace poco, el 12 de
octubre, nos dejó una gran profesora que dedicó su vida a la paideia y
al cultivo de la humanitas: Giuseppina Grammatico. Su
partida deja un vacío inconmensurable dentro del estudio de los clásicos
y su comprensión. Su deceso, nos hace reflexionar acerca de cuál es el
destino de las humanidades en nuestro país y cuál es su cultivo en
nuestra educación. En síntesis, si las instituciones están procurando
una paideia y cultivando una humanitas. De cuán necesario se hace ésta en nosotros.
Primero, observemos los términos. Παιδεία proviene del término παίς entendido como “un ser que crece” y como tal, necesita ser educado. La παιδεία
lo conduce de la mano conforme a una “theoría” comprendida como la
“contemplación de la idea perfecta del ser, forma y medida absoluta de
todos los vivientes” ; por lo tanto, ésta encierra una idea ética y
estética.
Por otro lado, Humanitas, procede de Humanus que
identifica todo lo relativo al hombre y encierra los significados de:
bueno, amable, instruido, etc. En este sentido, la humanitas se amplía
pudiendo significar “benevolencia, cortesía, educación, cultura,
civilidad”, entre otros términos. Humanitas y humanus están vinculados a humus
“humilde, bajo, que no se levanta de la tierra” y homo “ser nacido de
la tierra”. En este sentido, Humanitas y παιδεία se nos presentan como
un ascenso semántico que va desde lo inferior (humus y homo) a lo superior - implícito necesariamente en el término παιδεία - que se logra a partir de los studia humanitatis, aquello que no sólo es disciplina, sino también dedicación y cariño a este cultivo.
Entendiendo los términos de este modo, cabe preguntarnos cómo están los studia humanitatis en nuestro país y si tienden hacia una paideia y una humanitas, así comprendidas.
Analizando las mallas de diferentes carreras llamadas
“humanistas”, es sorprendente la escasa consideración que le dan a los
estudios clásicos y al estudio de las lenguas clásicas. Por
ejemplo, en la carrera de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación se da
mayor prioridad a los aspectos técnicos que literarios y, dentro de
éstos, se le da cabida a la Literatura Hispanoamericana en su mayoría.
Con respecto al estudio de alguna lengua clásica, Latín ha descendido
notablemente de lo que fue la carrera en el año 1991 (duraba tres años)
al año 1992 (tres semestres) al 2009 (dos semestres). El estudio de
éste, además, tiende a la comprensión de nuestro idioma y no como lengua
en sí para la lectura de textos clásicos. En algunas universidades
(privadas) ni siquiera se considera dentro de la malla. Del mismo modo,
los bachilleratos – también denominados con el nombre de “Bachiller”- se
transforman en una serie de ramos sin conexión real entre sí, con una
tendencia a una formación holística, que arriesgadamente puede
traducirse a: se da mucho, no se profundiza nada.
Similar a lo que señalaba Carla Cordua: “A los
estudiantes se les hace madurar a mano”, pensando sin duda, en este
conglomerado de materias que en el fondo no profundizan ni llevan a nada
concreto. En el caso de la carrera de Filosofía, se da una pincelada
por la historia de ésta en los diversos semestres y el único caso
interesante es el que ofrece la PUC en su licenciatura, que da el
monográfico de un filósofo por semestre (primer semestre: Platón, el
segundo: Aristóteles, etc.)
Lo preocupante de todo este análisis es, en el fondo, la poca
valoración que se da a lo clásico y su estudio en sí. En casi todas las
carreras – incluyendo Filosofía – se da sólo un semestre y en otras no
se da en absoluto. Es cierto, según señala Barceló, que “el
mundo se nos ha abierto demasiado, y hoy en día quien estudia la
literatura francesa del siglo XVII o la historia inglesa del siglo XIX,
es considerado también un humanista, y lo es en el mismo sentido de las
personas dedicadas a la antigüedad”. Lo preocupante es, insisto, que el
tema de las humanidades se considere desde un punto de vista de títulos
y currículum, en desmedro de la profundidad e importancia que deberían
tener.
Pienso que hoy en día se hace cada vez más difícil el camino a los
estudios clásicos. Es preocupante la poca dedicación que da la sociedad
en general a su comprensión y valoración, siendo que es la base de todo.
Las personas que han dado su vida a estos estudios, son pequeñas
estrellas que poco a poco se están extinguiendo. Por este mismo motivo, se
vuelve imperativo profundizarlos dentro del aula en un marco
contextualizado, que ayude a las nuevas generaciones a entrar en la
riqueza espiritual que estos nos ofrecen y que nos ayudan a comprender
un poco más nuestro mundo, cada día más escindido. Es
preocupante, también, ver cada día más alejados a los jóvenes de las
carreras humanistas. Al parecer, la sociedad no les ha dado el espacio
correspondiente, otorgando mayor validez a aquello que económicamente
más reporte. Es injusto que un estudiante de cuarto medio, que tiene
evidentemente una vocación humanista, deba preguntarse una y otra vez si
es correcto lo que está escogiendo, si tendrá alguna posibilidad de
poder desarrollarse laboralmente en aquello que estudió.
En conclusión, nuestra sociedad va hacia un rumbo cada vez más alejado de su humanitas, las prácticas que como docentes debemos ejercer deben propender hacia una παιδεία que logre encender y guiar el alma de ese niño o niña hacia su propia humanitas,
aquello que lo engrandezca. El ser humano no puede conocerse si ignora
lo profundo de su pasado, si no aprende a amarlo y, a partir de
él, tratar de definirse. En este sentido, las humanidades son
fundamentales.
Lorena Berríos
Estimado profesor González,
ResponderEliminarPermítame felicitar por medio de usted a la profesora Berrios, por traer la palestra un tema dejado en el abandono siendo tan importante y por vertir un punto de vista tan concluyente de la imperiosa necesidad de humanizar la formación de los futuros ciudadanos.
Retomar el Paideia, sistema integral para la formación de ciudadanos íntegros física e intelectualmente ha sido, es y todo hace prever que será el medio para garantizar una civilización bajo el imperio de la razón y respeto del alma humana creativa e individual.
Llegué a leer este artículo en la búsqueda de resolver algunos problemas de capacitación, desde ramas un poco lejanas a la pedagogía pero por una necesidad técnica o económica (lograr más en mucho menos tiempo y esfuerzo) implícito en el campo de la consultoría, e implantación de sistemas de información integrales.
El tema de capacitar en tecnologías avanzadas a poblaciones rurales, pone al margen los kilos y toneladas de conocimientoo acumuladoo en especialidades y las profundidades de lecturas y sólo nos pone al frente la experiencia los retos propios de la sobrevivencia el interior de la mente humana, presta a su autoperfeccionamiento y listos a asumir el reto comprometidos de lograr mejores y más resultados (el beneficio esperado).
Así es como he transitado del neohumanismo del Bildung (original de Pestalozzi a Herbart pasando por Meldelssohn y Humboldt), al folk-bildung y sus antecedentes (el Paideia y el humanitas).
Creo que el artículo de Lorena no sólo contribuye, sino que marca un hito fundamental a lo que considero la fusión de las ciencias exactas como la física, las matemáticas, la ingeniería, etc; las ciencias biológicas comenzando con el cultivo y la crianza agropecuarias la biotecnología y la medicina y las ciencias humanas del pensamiento, del alma humana de la estética y de la moral que permitan el perfeccionamiento de la especie humana, la creación de nuevos conceptos, nuevas tecnologías, la generación de economía del trabajo y la elevación dramática de su productividad.
La renovación permanente de nuevos espacios físicos, nuevas geometrias y cambios de sistemas de referencias, cuyas raíces las encontramos en el Maestro o la Quantidad del Alma de Agustín de Hipona.
Felicitaciones por la publicación.
Reciban ambos mis más cordiales saludos,
Apreciado Julio, gracias por detenerse a leer y comentar. Gracias por su interesante, contundente y aportador comentario que haré lo posible por hacerle llegar a Lorena, una apreciada colega a quien no veo hace muchos años, cuando viajó a especializarse a Europa, pero su comentario es una buena oportunidad para intentar reencontrarla, aunque sea virtualmente. Un saludo afectuoso.
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