A fines de la década del 60 empezó a destacar como novelista una
escritora francesa que hasta el momento de la publicación de su primer
libro, dedicaba sus esfuerzos profesionales a su labor de periodista en
medios tan importantes como Le Monde, Fígaro, Revue du Paris y la Publishers Weekly de Estados Unidos. Se alababa de ella su estilo elegante y su versatilidad para crear novelas siempre de tema diferente, casi sin puntos de conexión entre ellas. Desde hace muchos años estaba en mi biblioteca un volumen de su novela El Sacrificio, según me parece, regalo
de un tío hará ya unos 25 años. Los libros tienen una paciencia
encomiable y éste esperó pacientemente en los anaqueles dedicados a Literatura francesa durante un cuarto de siglo. Hace pocos días le llegó su turno.
Lo primero que quiero destacar de esta obra es que, pese a la
traducción, aún es posible vislumbrar el estilo elegante de la autora,
conocedora cabal de los detalles
que narra, resulta convincente para los lectores. Es así como esta
francesa nacida en Estados Unidos sorprende con el conocimiento de la
geografía humana y política de Escandinavia, entregándonos notables
descripciones de sus paisajes naturales. Por otra parte, el dominio
de la mitología vikinga, que en momentos adquiere relevancia para la
obra, es también altamente destacable. Pero, sin lugar a dudas, lo que
es más notable destacar es su profunda penetración psicológica en los personajes lo que, para la novela en comento, es una habilidad absolutamente clave.
En efecto, El Sacrificio no es una obra de aventuras donde la velocidad
e interés de la trama puede sustituir fallas literarias; por el
contrario, es una novela lenta, donde los hechos ocurren en pocas horas y
donde la amplitud está dada por los recuerdos del protagonista. Para
quienes buscan una obra como las que estamos acostumbrados hoy,
vertiginosas y sorprendentes en cada capítulo, El Sacrificio no es recomendable, en una rara travesura sincrónica, se convertiría en un verdadero sacrificio leerla.
Esta novela que profundiza en las intrincadas relaciones familiares de una
poderosa familia de Suecia, dueña de una de las corporaciones multinacionales
dominadora de la economía escandinava, se deja leer sin prisas, pero
también sin pausas. Lars, el Patriarca, genio de las finanzas que había
logrado salir a punta de esfuerzo de la condición de leñador que tenía
su padre, levanta un imperio económico que admira y provoca envidias.
Sus hijos,
Carl y Nils, nunca están a la altura de su genio financiero y el viejo
fundador los descalifica abiertamente, los desprecia secretamente y los
humilla constantemente, generando así la causa que desatará la tragedia
final. A su tiempo, Lars debe elegir un continuador de su obra, un
delfín que proyecte la compañía a futuro y sus dos hijos no son
alternativa. Bernt, el pequeño nieto, hijo de Nils, sí lo es. Educado
como príncipe por su abuelo, separado muy niño de su padre (tras la
muerte de su madre), es preparado para asumir la dirección de las
empresas.
El talento de Bernt lo llevará, a su tiempo, a engrandecer aún más el
verdadero imperio económico familiar. Bernt dedica a la compañía toda
su tiempo y sus esfuerzos, pero a la edad de 40 años, una década después
de la muerte de su abuelo, su padre y su tío se unen para quitarle la
dirección de las empresas, avisado a tiempo por una joven empresaria y
advertido, incluso, por el primer ministro sueco, intenta hacer
gestiones con su padre quien, lejos de apoyarlo, le cuenta viejas
historias y secretos familiares que profundizan aún más la separación
entre ellos y el desprecio que Nils siente por su hijo. En medio de un
tupido bosque, donde está el elegante refugio de caza que había
levantado el abuelo, Bernt se sumerge a pensar. Quiso el destino
ofrecerle la compañía de un escritor francés de viaje por Suecia que lo
escucha y se conmueve con una historia aparentemente tan fría como la de
un millonario presidente de una multinacional, sin embargo, el
visitante, no es capaz de penetrar en el misterio de la noche y se va de
madrugada a su hotel, dejando a Bernt y a los antiguos dioses
escandinavos, todo el tiempo y el espacio necesarios para llevar a cabo
el sacrificio.
La noche en que se rompen los hielos de ríos y lagos, pues llega la
primavera, un tupido bosque aún cubierto de nieve, un viejo dolmen donde
antaño se hicieron sacrificios humanos, son el escenario perfecto para
el reencuentro de Bernt con su difunta madre y para un desenlace que no
sorprende, pero sí conmueve.
Interesante novela este Sacrificio, fácil de encontrar,
según averiguo por la red y recomendable para quienes les gusta penetrar
en la mente y corazón de los personajes, para entender sus acciones no
desde los hechos, sino desde los sentimientos más profundos.
prof. Benedicto González Vargas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.