Grecia y Turquía llevan siglos de enfrentamiento. En la más remota
antigüedad fueron los de la Hélade quienes colonizaron esos territorios y
levantaron allí importantes ciudades como Halicarnaso y Troya, entre
otras. Más tarde, el Imperio Bizantino, que fue la Grecia Cristiana,
fundó su capital en lo que es hoy la capital de Turquía. Sin embargo,
tras las invasiones turcas, fueron ellos los que colonizaron gran parte
de los territorios griegos y así se llega al siglo XX con una disputa
permanente que llega a su punto máximo con la tensión de Chipre en 1974.
Muchos de los tripulantes al ver la cruz griega que cuelga del cuello
del joven náufrago, opinan que hay que dejarlo morir en la costa, pero
Turhan hace notar que el Corán enseña a ser hospitalario y lo lleva
hasta la ciudad turca de Bodrún, donde viven.
Al llegar a Turquía se enteran que el conflicto de Chipre ha
estallado y que Grecia y Turquía están en pie de guerra. Por la
televisión y la radio se enteran de los enfrentamientos que están
ocurriendo y así, el rescatado náufrago, se convierte de pronto en un
enemigo.
Turhan, sin embargo, lo protege, aunque la barrera del idioma y la
milenaria rivalidad de sus nacionalidades, le impide acercarse
demasiado. Sin embargo, poco a poco, los acontecimientos internacionales
van decantando en una ira irracional y luego en una paz militarizada.
Pero lo más importante son los acontecimientos personales que ocurren
entre los miembros de la tripulación, accidentes, malentendidos, peleas,
incluso, van configurando una trama en que, lejos de distanciar a
Stavros de los turcos, poco a poco empiezan a acercarse y, sin darse
cuenta ellos, a establecer lazos de amistad.
Novela interesante, de profundidades psicológicas análogas al diario buceo de los tripulantes del barco, Barril de pólvora nos
habla de las relaciones personales más humanas, más puras, donde
milenios de educación en el odio contra el vecino, se enfrentan en la
vida misma a relaciones y actitudes de extrema generosidad, humanidad,
sacrificio y entrega.
Jacqueline Cervón escribió una novela de fácil y entretenida lectura,
que nunca apura su tranco y que para lectores que gustan de la aventura
vertiginosa puede parecer demasiado lenta o intrascendente, incluso.
Sin embargo, para quienes disfrutan de un relato más íntimo, más
centrado en las pasiones humanas, esta obra será una gran alternativa.
Varias ediciones en español, en SM, confirman el merecido éxito de esta novela.
prof. Benedicto González Vargas
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