Hace algún tiempo llegó a mis manos esta novela cuyo público lector
objetivo es infanto juvenil. La obra, que se presenta como novela
ecológica, nos plantea la necesidad del cuidado de la naturaleza, más
allá de los incentivos económicos y los afanes de lucro, pero lo hace
mostrándonos el contraste de la vida de la ciudad y la que se lleva en
el campo, ésta última, mucho más vinculada a la libertad y a las fuerzas
benéficas que provoca el equilibrio y respeto por cada ser vivo con el
que compartimos en nuestro planeta.
La historia se inicia en el departamento del profesor Esteban García,
en la Villa Frei, donde él vive junto a su familia, feliz de haber
hecho su vida en la ciudad porque, aunque él viene del campo, siente que
todas las posibilidades de desarrollo están en los centros urbanos y no
en el mundo rural. Sin embargo, pronto la vida lo llevará a afincarse
en pleno campo, ya que ha sido enviado como profesor rural. Sus hijos no
pueden creer que la TV ya no volverá a ser su compañera permanente.
Luego del impacto inicial, que fue duro para don Esteban y sus hijos,
los que prácticamente se enferman al no tener las comodidades y juegos
de la ciudad, la familia poco a poco va disfrutando las bellezas del
campo y muy pronto los niños conocen un bosque donde los canelos
sagrados de los mapuches imponen su presencia cargada de años y
sabiduría.
La explotación irracional de los bosques, los intereses económicos,
las pusilánimes e interesadas acciones de los políticos de turno, la
falta de apoyo para defender a la naturaleza, por un lado, pero la
transparencia de las decisiones infantiles, la ayuda mágica de la
sabiduría mapuche y sobre todo la justicia de la cruzada emprendida, por
otra parte, van configurando una historia a la vez sencilla, pero
atrayente.
Qué duda cabe que esta obra no busca boatos lingüísticos ni
literarios, su interés se centra en la entrega de un mensaje que, a más
de veinte años de haber salido de las prensas, no sólo está más vigente
que nunca, sino que, fundamentalmente, lo que ayer parecía una
posibilidad que habría que amenazaba el futuro, hoy es una urgencia que
debemos enfrentar.
Ignoro si hay otras ediciones distintas de la de Paesmi en 1991 o si
ésta se encuentra disponible en el mercado, pero hoy con tantos medios
digitales a nuestra disposición y creyendo en la necesidad de difundir
este mensaje de respeto a la naturaleza, bien podríamos pedirle a Eduardo Yentzen,
su autor, destacado maestro de desarrollo personal y destacado
columnista y escritor de temas vinculados a la vida sana y la
espiritualidad, que le regale a nuestra sociedad una edición digital de
esta obra llamada a despertar conciencias y mover corazones.
prof. Benedicto González Vargas
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