Libro extraordinario, meticuloso en su análisis, sorprendente en sus hallazgos. Tal vez poco conocido, pero no puede
pedírsele más a un libro que se ocupa de temas que no suelen ser del
interés, el agrado ni la comprensión de las masas populares.
En efecto, este libro habla de óperas, y la ópera, como género musical y dramático que es, no goza del gusto popular, no al menos en el sentido de concurrir a sus espectáculos o comprar sus discos, es vista más bien como un arte muy elitista e
incomprensible.
Por otra parte, si la variada temática esotérica sí
tiene hoy una importante cantidad de seguidores y lectores, éstos no son
de aquellos que buscan encaminarse seriamente por el sendero
iniciático, riguroso, exigente, meditativo, solitario, sino más bien son
seguidores de lo fenoménico que buscan experiencias sensoriales
distintas y rápidas.
Dicho de otro modo: el esoterismo de escuelas
serias (Masonería, Teosofía, Antroposofía, Rosacruz, Biosofía, Cuarto Camino,
Hermandad Blanca, etc.) no es el que hoy aparece como popular. Aunque velas, inciensos y
Maestros Ascendidos pululen en ferias libres, galerías artesanales y
librerías de todo tipo.
El esoterismo de este libro, corre por la vertiente iniciática
tradicional, aquella de pocos adeptos, aquella de transmisión
discipular, aquella de estudio permanente y en ese contexto, para esos
lectores, es un libro apasionante, extraordinario, develador de
misterios, desencadenador de miradas nuevas. Permite empezar a
visualizar mejor los mensajes espirituales de talentosos artistas que
han escondido en sus obras algunas claves del camino iniciático para
quienes sean capaces de reconocerlas.
Max Heindel, el notable reformador
de la Orden Rosacruz, fue capaz no sólo de reconocer dichas claves,
sino que de compartir esos descubrimientos en esta obra.
Fausto, Parsifal, El anillo de los Nibelungos, Tannhauser y Lohengrin, revelan sus secretos
esotéricos en este libro extraordinario para quienes verdaderamente
comprenden -o buscan comprender- estudios espirituales metafísicos de
fundada seriedad.
Sin embargo, aún hay un publico distinto al que esta obra puede llegar.
Se trata de aquellos honestos buscadores
del sentido último del arte, aquellos que no se amedrentan ante lo
desconocido y que no van en búsqueda del conocimiento precedidos de
prejuicios o encadenados por dogmas que les impiden apreciar la
consistencia del pensamiento y el obrar ajeno.
Antes de escribir este
artículo me planteé mucho si era este sitio el lugar adecuado
para este comentario; al final, arribé a la conclusión que sí, que hay
amantes de los buenos libros por sobre todo, pero que también están
atentos a atisbos del despertar espiritual que, a veces, como raras perlas, asoman en las páginas de un libro notable como este.
Puede descargarse una edición gratuita y autorizada de este libro, para ello, pinche aquí
prof. Benedicto González Vargas
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