Ambientada en Barcelona en 1265, la historia se refiere a cómo mucha gente persigue un misterioso pergamino que oculta un poderoso y
sorprendente secreto. Encuadrado en la tetralogía de La Saga del Espía
Templario, La Sombra del Templario es el
primero de los cuatro libros, una introducción a la historia. Para algunos, un
poco lenta, para otros, información necesaria para comprender lo que viene
después, el libro se inicia con el viaje de Bernard de Guils en un barco rumbo
a Barcelona desde Chipre, donde se dan a conocer las opiniones y los puntos de
vista de cada uno de los personajes embarcados junto a él, dos sacerdotes, un
ladrón, un médico judío y un comerciante, además del capitán del barco. Cada
uno va presentando su opinión sobre sus compañeros de viaje, sin saber lo que
es depara el destino. Es en esa travesía donde el espía templario es envenenado
y en su desesperación acude a un médico para que le advierta a su discípulo,
Guillem de Montcar, los riesgos que deberá afrontar. La llegada a puerto es la entrada de acceso a la vertiginosa aventura y a la emoción, una narración donde las
traiciones, asesinatos, espionaje, monjes, enviados papales, sicarios y otra
incontable cantidad de elementos otorgan a la obra un ritmo y un interés
notables.
La tensión se mantiene a través de 284 páginas y es que la autora,
partiendo de una época histórica sobre la que se advierte está bien
documentada, no pretende en ningún momento hacernos creer que la obra es
verídica, siempre sabemos que es ficción pura y que no busca con ella
desentrañar secretos ni cuestionarnos nuestras creencias. A cambio de ello, nos
regala una pluma prodigiosa que va recreando ambientes y poniendo en ellos
sucesos que nos hacen pasar un buen rato de lectura.
Para quienes leemos sin
culpa buenas obras de ficción, reactualizando la receta del best seller, pero
con evidentes dotes narrativas, agradecemos esta obra entretenida que se lee
siempre con renovado interés.
prof. Benedicto Gonzáez
Vargas
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