Diversos estudios y publicaciones se han dedicado en los
últimos meses al tema de la Educación para el Emprendimiento, la mayoría de
ellos apuntando en el camino correcto y señalando diversas intervenciones
pedagógicas, acentos metodológicos y lineamientos programáticos que son
necesarios y útiles. Sin embargo, hay algo que aparece en forma bien permanente
y que no me gusta nada, la idea de una Educación del futuro. Entiendo que la
expresión tiene más que ver con el futuro de los estudiantes que con el de la
Educación y eso lo comparto plenamente, como ha quedado meridianamente
demostrado en mis artículos anteriores sobre el tema, pero el término "Educación del Futuro", así mencionado, me parece que deja de lado la necesidad
urgente de que los cambios educativos se produzcan hoy. Hoy y no mañana es
cuando necesitamos los cambios programáticos, metodológicos, evaluativos,
tecnológicos, etc., que posibilite un trabajo significativo en el ámbito
emprendedor a nuestros actuales alumnos.
Es cierto que los docentes no están,
en su mayoría, preparados para ello. Varias veces me he quejado del evidente
retraso en varios de los enfoques que tienen las universidades formadoras de
docentes y, por supuesto que me hago cargo de las imperfectas visiones de la
realidad actual (no futura) que tienen muchos docentes directivos a nivel
nacional, que cohíben los cambios al interior de sus unidades educativas. Todo
eso es cierto, pero no puedo desconocer que una gran parte de los colegas que
actualmente ejercen docencia, sienten que las nuevas tecnologías, las tics y el
emprendimiento son temas muy lejanos a su quehacer profesional.
Leía hace poco
un artículo de Pedro
Vera Castillo, del programa de
Emprendimiento de la Universidad de Concepción que ya desde el título alude
a un hecho insoslayable, su artículo se llama "Nuevos docentes y nuevos valores
para la educación emprendedora" y no puedo menos que suscribir mucho de lo que
dice, especialmente lo relativo a la importancia de la creatividad en el aula y
a la necesidad de fundir el tema valórico con la apropiación de las diversas
habilidades necesarias para enfrentar el mundo moderno.
Esto es practicar una
docencia fuertemente vinculada al humanismo, a la democracia y a la libertad
que tiene todo individuo para encontrar y desarrollar sus intereses.
Particularmente acertados son los cuatro puntos que propone como ineludibles en
un educador moderno:
a) Habilidad para proponer nuevos problemas antes de
depender de otros para definirlos.
b) Habilidad para transferir el conocimiento
en diferentes contextos.
c) Habilidad para reconocer que el aprendizaje es un
proceso continuo y sistemático que implica cometer errores y aprender de los
fracasos.
d) Habilidad de focalizar la atención en fijar metas.
Siento que
varias de las cosas que he venido publicando sistemáticamente sobre este tema
se ven muy bien reflejadas en este artículo, lo que me llena de optimismo en el
sentido de que estamos avanzando en conseguir generar la masa crítica que
permita hacer un verdadero cambio en nuestra educación. En la medida que más
personas vinculadas al tema educativo vayan explicando, promoviendo y
sensibilizando a la Opinión Pública respecto a una verdadera Educación para el
Emprendimiento, tendremos para nuestros estudiantes mejores perspectivas de que
la educación verdaderamente les sirva para algo.
Discrepo, eso sí del colega
penquista en una cosa que ya la dije: La Educación del Futuro debemos
impulsarla hoy. Es moralmente urgente e ineludible, las universidades no pueden
seguir siendo espectadores en esta tarea. Hay que generar el cambio, hay que
impulsar el cambio. Hay que creer en el cambio.
prof. Benedicto González Vargas
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