domingo, 8 de mayo de 2011

El fenómeno del cambio y su incidencia en la creatividad

En esta serie de artículos sobre la Creatividad ya he señalado en reiteradas ocasiones que ésta es inherente a todas las personas. Todos somos creativos en alguna medida y todos hemos tenido momentos de creatividad que reconocemos en nuestras acciones, incluso algunos de esos momentos han sido reconocidos como creativos por otras personas de nuestro entorno, lo que corrobora la afirmación. Sin embargo, es necesario decir que siempre la creatividad  va a encontrar obstáculos de diferente índole que deberá superar para manifestarse. Tanto en lo personal como en lo colectivo encontrar esas resistencias, esos bloqueos, internos o externos,  a los que ya me referí en un artículo anterior.



El temor al cambio merece poner sobre la mesa algunas reflexiones. El cambio constituye una preocupación permanente en la sociedad actual, vivimos en un mundo globalizado,  tecnologizado e hipervinculado que mira al futuro con cierta inquietud porque el cambio, en un sentido amplio, no tiene límites, pero sí repercusiones en nuestra vida, en nuestro entorno, en las instituciones y organizaciones de las que participamos o que hemos elegido como referentes sociales, académicos, morales, etc. En pocas palabras: Afecta a toda la cultura. Todas las personas vivimos adaptándonos, nuestra vida es una constante adaptación a los nuevos contextos con los que nos vamos encontrando a toda hora. Los liderazgos deben tener eso en cuenta, por eso me referí en otra serie de artículos al liderazgo adaptativo y la necesidad de implementarlo en Educación.

A cada paso nos surgen nuevos problemas, nuevas ideas, nuevos desafíos, para los que no siempre estamos preparados, porque nuestra batería de respuestas conocidas a veces no alcanza para enfrentarse a a esos nuevos contextos. ¿Cuántos profesionales, actualmente, pueden trabajar y rendir satisfactoriamente en sus trabajos sólo con lo aprendido en su formación académica? Somos muchísimos, la inmensa mayoría, los que debemos usar conocimientos que ni siquiera existían cuando estábamos en la universidad. Las futuras generaciones, más que nunca, deben entender que su vida será un aprendizaje permanente, una educación continua. Rechazar el cambio es frenar la creatividad y ello equivale a dar varios pasos hacia el fracaso.

A veces me siento tentado a decir: "¡Ah, si la humanidad hubiera entendido a Heráclito...!". Fue él uno de los primeros en reconocer la naturaleza de los cambios y cómo nos vemos siempre sometidos a ellos, pero pasamos siglos buscando la comodidad de la inmovilidad y eso resultó en un espejismo que sólo consiguió crear personas con dificultades de adaptación. El cambio es un fenómeno de una naturaleza tal que, muchas veces, las respuestas que teníamos antes de analizar un problema, no sirven tras entender bien el desafío presente. Y sin embargo, ¿Por qué en Educación seguimos usando recetas antiguas? ¿Por qué pensamos que las soluciones de ayer pueden hacerse cargo de los problemas del mundo de hoy? ¿Por qué tenemos la ilusión de que más de lo mismo puede resolver aquello que no hemos logrado resolver? ¿Sanamos al enfermo más rápido por darle el doble o triple de la dosis indicada? Nadie, en su sano juicio lo haría. ¿Pero si reflexionamos bien, no hacemos eso en Educación -y en muchas otras actividades- y creemos que es lo óptimo? Conocí a un docente a cuyos estudiantes les iba mal en su asignatura, hacía pruebas (o exámenes o controles) y los resultados eran de mediocres a malos. ¿Qué hizo? Llegó a la conclusión que sus alumnos no estudiaban y para obligarlos a hacerlo, calendarizó pruebas más seguidas, hizo más evaluaciones. No es necesario que les cuente las consecuencias de esa decisión, sin embargo, a nadie en el colegio donde trabajaba le pareció una medida extraña, muchos le dijeron que ¡ésa era la mejor solución! y cuando fracasó, la culpa siguió siendo de los estudiantes...

En Educación, lamentablemente, el cambio es muy rápido en cuanto a la incorporación de nuevas tecnologías, pero es lentísimo, casi inexistente, en cuanto a la creación de nuevas metodologías que se hagan cargo de esas tecnologías. Es importante no olvidar esto, porque si queremos desarrollar en nuestros estudiantes habilidades y competencias verdaderamente útiles para el siglo XXI, la creatividad, la adaptabilidad y el no temer al cambio, son de las principales.

En las carreteras del Siglo XXI, aceptar y enfrentar el cambio, es la única salida.

prof. Benedicto González Vargas
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2 comentarios:

  1. Julio César, dice:
    9 may 2011

    Excelente escrito Profesor, voy a visitar siempre su sitio. Ahora, quiero hacerle el siguiente planteamiento: Desde la perspectiva de Paulo Freire la adaptación y la creatividad son opuestas. La primera anula prácticamente a la segunda. ¿Cómo podría usted iluminarme en este contraste que encuentro?

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  2. prof. Benedicto González Vargas
    10 may 2011

    Interesante controversia, Julio César, voy a darle algunas vueltas al asunto y tal vez escriba algo sobre el tema... Gracias por tu comentario, Benedicto

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