Aunque parezca curioso, no es casual, hay cierta persistencia en el hecho de usar comida contra algunas obras, en particular contra la Mona Lisa: en mayo de 2022 un activista le arrojó una torta y en agosto de 2009, una turista le lanzó una taza de té. En todos los casos los alimentos se estrellaron contra la vitrina que la protege. Hoy, las protestas socioambientales por parte de grupos radicales buscan el efecto multiplicador de las redes sociales. Pero, en este caso, se complementa perfectamente con las inclinaciones culinarias de Leonardo.