(mitología pascuense)
Make Make se encontraba solitario y aburrido, veía la Tierra que había creado, llena de plantas y animales, pero sentía que le faltaba algo.
Cierto día tomó por casualidad una calabaza que estaba llena de agua y al mirar dentro de ella, vio con asombro que se reflejaba su rostro en el agua. Sorprendido por este descubrimiento, saludó a su propia imagen, diciendo: Saludado seas, eres hermoso y parecido a mí. En ese preciso instante un pájaro se posó sobre su hombro derecho, causando asombro a Make Make al ver que su reflejo en el agua aparecía con un pico, alas y plumas. Tomó el reflejo y el pájaro y los unió, naciendo así su primogénito.