Acabo de volver de un breve viaje por la costa
del litoral central de Chile y, uno de los ritos que suelo efectuar en cada uno
de estos viajes, es detenerme en El Tabo, para ello hay dos razones:
1. Visitar
el Restaurante La Paila, que está a la orilla del mar y tiene una vista y unos
platos espectaculares, todo ello con una cálida y amable atención. Imperdible.
y 2. Darme una vuelta por algunos lugares que conocí cuando niño, esas playas
llenas de roqueríos y la feria artesanal aledaña a la calle principal. Este
año, además, visitamos un recinto de juegos infantiles electromecánicos, pero
lo relevante, desde el punto de vista literario, es que accedí a un libro que
no conocía del poeta Jonás: Raíces Tabinas
El libro lo adquirí en uno de los puestos de venta de la feria artesanal que es
un kiosco municipal con información turística y, por lo tanto, si pasan por
allí, no duden en comprarlo. Jonás (Jaime Gómez Rogers, 1940-2005) siempre fue
un poeta sencillo y alejado por voluntad propia del mundanal ruido capitalino y
las zancadillas literarias que abundan en la capital.
Esta obra en particular
es un intento en clave de poesía popular por reconstruir la historia de la
localidad de El Tabo, como una forma de impedir que esos recuerdos más humanos
que urbanos los borre el tiempo para siempre: "pero
yo quise escribir de este Tabo tan querido antes de que se haya ido todo el
pasado en el viento este canto fue el intento de valorar lo vivido"
Desfilan en estas páginas vivos y mágicos recuerdos de la infancia de Jonás, sus
amigos y compañeros, sus travesuras. Aparecen momentos históricos relevantes en
la historia comunal como el naufragio del Castilla y retratos humanos de tanta
gente que vivió en esta tierra como maestros, pescadores, buzos, incluso e
recuerdo de un pobre indigente que obligado a irse a un hogar murió de pena.
Los versos de Jonás en este libro no son grandilocuentes.