La Navidad es, sin lugar a dudas, la fiesta más hermosa del
año, por todas partes renace la esperanza de un mundo mejor y los rostros de
nuestros niños se iluminan con la ilusión de un regalo. Árboles navideños y
pesebres nos saludan desde las ventanas y vitrinas y desde ellos se asoman
decenas de angelitos, esos hermosos seres que, por cierto, también han visitado
a nuestros poetas y han dejado su imagen impresa en sus versos.
Violeta Parra, por ejemplo, fue experta en angelitos, claro
que los de ella eran niños que el buen Dios llamaba a la Gloria y eso debía ser
motivo de alegría porque "malazo es velar con llanto / a tan dichoso
angelito / que vuela al cielo infinito / llamado por el Señor".