Me entero por el diario El
Mercurio que Ana María Zerón y Guillermo Zamora, docentes de la
Facultad de Educación de la Pontificia Universidad
Católica de Chile, han desarrollado un estudio que clasifica las estrategias
que usan los docentes para lograr que los alumnos les obedezcan. El documento
también se refiere a cuáles son las técnicas más eficientes. La metodología
utilizada fue encuestar en forma anónima a 400 estudiantes de Segundo medio
(14-15 años) de estrato socioeconómico medio-bajo de la ciudad de Santiago,
preguntándoles a qué profesor obedecen más sus compañeros de clase y por qué.
Las respuestas que arroja este interesante estudio sorprenden y reflejan cómo
cada uno de nosotros utiliza distintas técnicas que, a la larga, constituyen un
verdadero sello del dominio del grupo. Un importante 20 % del alumnado reconoce
obedecer a aquellos docentes que aplican en forma justa e implacable el
reglamento interno. Se apega a la letra del texto disciplinario, no hace
concesiones ni distingos, no tiene favoritismos con nadie. los jóvenes perciben
a este tipo de docente confiable y lo entienden como una persona justa que
aplica normas y sanciones conocidas. El 17 % de los estudiantes menciona a
aquellos docentes que tienen alta exigencia académica, que exige concentración
en clases, que explica detenidamente los contenidos a estudiar y agrega
elementos que hacen la clase entretenida, sin que se vuelva un caos. Otro 17 %
menciona al docente que gobierna su clase por el terror, que es reconocido por
manipular las reglas a su favor, es percibido incluso como corrupto por sus
estudiantes, pero se le obedece para no tener problemas, debido al poder que
detenta y ostenta. Un poco más atrás está el modelo de profesor que se acerca
afectivamente a sus alumnos, que basa su relación en la estima mutua y cuya
relación se tambalea cuando no se le obedece. Este tipo de docente muestra un
porcentaje de éxito con una variable por género: es obedecido por el 16 % de
las niñas y sólo por el 11 % de los varones. Un 10 % del estudiantado señala
que obedecen más al profesor jefe, aunque no hay razones específicas, no se
cuestionan por qué le obedecen a él más que a otros. En el extremo más bajo se
ubican los docentes que apelan a la conciencia o moral de los estudiantes, que
les llama con largos sermones sobre la importancia del estudio en sus vidas.
Estos docentes alcanzan un éxito exiguo: 5 %.
Como puede apreciarse, este
interesante estudio nos pone el problema del liderazgo
y de la disciplina
muy frente nuestro y vale la pena considerarlo porque si algo no suelen tener
las mallas curriculares de las instituciones que forman profesores son formas
de prepararlos para ejercer (o, mejor aún, ganarse la autoridad), por eso los
docentes recién titulados suelen tener problemas en esta área y, poco a poco,
van adquiriendo por experiencia (muchas veces por ensayo y error), sus propias
fórmulas de trabajo.
prof. Benedicto González Vargas
Carolina, dice:
ResponderEliminar10 junio 2007
Totalmente de acuerdo y siempre he mantenido que ese 20% habla de la disciplina eficaz.
prof. Benedicto González Varga, dice:
ResponderEliminar10 junio 2007
Gracias por tu tiempo y tus palabras, Carolina, un abrazo a la distancia,
Benedicto
Juan, dice:
ResponderEliminar11 junio 2007
Hola profesor: He encontrado su blog hace relativamente pocos días (se dará cuenta usted por la fecha en la que escribo) le comento que soy docente en una escuela secundaria básica y que me ha tocado en suerte dos cursos cuyas conductas no son malas, SON PÉSIMAS, de nada sirven los llamados de atención ni las actas que se puedan hacer, porque nada de eso les sirve de escarmiento, no sirve que se los mande a dirección, ni que se pida silencio, ni que se los llame al orden: NADA LES INTERESA, solo me veo en la necesidad de dar mi clase a como de lugar, pedir que por favor moderen su actitud, y a veces "transigir" con su comportamiento, es decir: termino dando para recibir algo, pero no dando información (lo que está visto NO LES INTERESA) sino cediendo límites. Lamentablemente la escuela esta terminando en un segundo hogar de verdad (a veces el único que muchos niños tienen) y se deja de lado la enseñanza. Me resisto a educar, porque YO FUI PREPRADO PARA ENSEÑAR, no para educar. Se educa en las casas, se enseña en las aulas. Tengo que luchar contra mis concepciones, y le aseugro que eso crea una total impotencia en mí. NO SE QUE HACER, NO SE COMO PONER LÍMITES, NO SE HASTA DONDE LLEGAR!!. Piden límites, pero no los obedecen...,
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar11 junio 2007
Hola, Juan, tu caso es el de muchos colegas enfrentados a niños con graves dificultades de aprenedizaje, escasos hábitos, ambientes socioculturales deprimidos y ningún apoyo de la familia. Si no se hace un trabajo multidisciplinario, con fuerte apoyo de la Dirección de la escuela, y con profesionales que apoyen la labor pedagógica, es poco lo que se puede hacer. No es posible nadar contra la corriente. Sin embargo, no hay que ser pesimista, siempre los esfuerzos que hacemos dejan algo. No sé si estoy de acuerdo con tu distinción entre enseñar y educar o, mejor dicho, con que solo buscas enseñar y no educar. Creo que la tarea de la educación es ineludible para las familias (aunque la eludan), pero también es un imperativo ético para los docentes, dentro de nuestros límites y contextos. Saludos afectuosos, Benedicto
Elsa Carrillo, dice:
ResponderEliminar11 junio 2007
Prof. Benedicto. El resultado del estudio es interesante, en tanto concluye con alguna coincidencia de pensamiento, "que no nos preparan para confrontar - solucionar situaciones de mala conducta." Estoy realizando un trabajo de investigación documental, relacionada con "la indisciplina escolar", pero en circunstancias que ocurren cuando el docente está fuera del aula. Esto, porque el grupo con el cual trabajo, se comporta a la altura frente a mi, no obstante, cuando salgo, se enloquecen, al tal grado que uno de los niño, -no mayores de 10 años- mostró sus partes íntimas a una niña, mientras estuve cinco (5) minutos fuera del aula. ¿Está en la edad de hacerlo? Me preocupa esta reacción, ya que si de algo me ocupo, es de fomentar los valores, aquellos que debemos practicar por si mismos, sin imposiciones. Lo hago, porque no se en qué momento de mi experiencia infantil, aprendí a comportarme igual sola o supervisada. Además, me reconozco muy estricta, ajustada a normas y se que NO es positivo en el proceso de enseñanza. Entonces me pregunto: ¿Es mi falla?, ¿Qué ocurrió en ese momento?, ¿será que sienten liberación cuando no me ven y se destapan o descontrolan, hacen catarsis?. Me gustaría su opinión y cómo enfocar el trabajo. un abrazo. Elsa Carrillo Clavijo Docente de tercer grado de Educación Bolivariana. Venezuela.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar20 junio 2007
Estimada Elsa Disculpa por la demora en responder, pero pese a que estoy escondiendo mi mail últimamente no baja de un centenar de correos diarios (incluidos comentarios en este blog y en Facebook) que respondo todos, invariablemente, aunque con retraso. No creo que sea malo ser estricto, la comprensión de que la sociedad tiene normas es una tarea que los docentes debemos enfrentar con los niños y jóvenes a nuestro cargo. me parece, eso sí, que es necesario matizar y, a veces, tratar de ir más allá de la norma para intentar conocer qué es lo que está afectando el comportamiento de mis estudiantes. Otra variable a considerar es que los niños actuales son distintos a los anteriores, a nosotros mismos cuando éramos niños y las recetas de antaño no tienen ya validez. Muchas de nuestras prácticas pedagógicas están obsoletas. Imagínate tú estar sentada seis u ocho horas escuchando a un profesor cuando la tecnología actual les permite múltiples canales mucho más atractivos. Piensa lo siguiente, pertenecen ellos a la cultura digital y televisiva. ¿Cuánto duraríamos, con nuestros métodos docentes, si los niños tuvieran un control remoto para hacer zapping? La respuesta a eso es un desafío enorme. Un abrazo a la distancia. Benedicto
Mariano, dice:
ResponderEliminar8 junio 2007
Cuando el alumno no le ve ninguna pertinencia a la clase que está tomando en el momento, hace que se aburra o se distraiga casi siempre. El educador, maestro, instructor o facilitador sacará mas provecho de su clase cuando motiva a sus alumnos a ver primero la importancia que tiene dicha clase en el diario vivir. Si el estudiante piensa que la clase no le servirá para nada en su vida, con esto ya tiene el 75% menos de ánimo para prestar el 100% de atención. Un ejemplo lo es los dichosos cálculos algebraicos, con tantas reglas y letras. El alumno se pregunta: Para qué me servirá en el futuro, si no pienso estudiar para físico, cientifico,etc.? Concluyendo, se debe enfatizar que se estudia ésto porque es importante para ésto...
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar8 junio 2007
Plenamente de acuerdo, Mariano, la significación es fundamental para que los estudiantes aprendan. Para conseguirla, hay que mostrar ejemplos de uso práctico y no mera teoría incomprensible para quienes están recién formándose. Gracias por tu comentario, Benedicto
Estela, dice:
ResponderEliminar10 junio 2007
Yo creo que el problema de la disciplina es culpa de la gestion desastrosa de los equipos directivos de algunos colegios, que por evitar la deserción escolar hacen la vista gorda de todas las malas conductas de los niños lo cual genera una situación de impunidad, ejemplo: el niño quema la sala (suspendido un día), el niño golpea brutalmente a un compañero (sermón), el niño insulta violentamente a un profesor (sermón), y en un contexto así un profesor para no tener problemas termina dejando que los niños hagan lo que quieran lo cual sin duda afecta la calidad de la educación impartida. Por otro lado se hace hincapié en el uso de las TIC´S, pero si el el establecimiento de una manera implicita te ponen trabas para pedir los equipos tampoco se puede recurrir a ellos.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar11 junio 2007
Estimada Estela Gracias por detenerte a leer y compartir. Es indudable que una mala gestión administrativa, donde hay directores y equipos de gestión incompetentes que son incapaces de liderar procesos académicos, impide resolver no solo los problemas de disciplina o de uso de laboratorios tic, sino cualquier desafío pedagógico que se presente, resintiéndose, de ese modo, la calidad de la educación que se imparte. Saludos afectuosos, Benedicto
Judith, dice:
ResponderEliminar12 junio 2007
Hola Profesor Benedicto. No soy docente, pero pienso que el daño viene desde el sistema normativo vigente del estado, llámese LOMNA ú otro , el Hogar del niño, Y la manera como los profesores se ven impedidos muchas veces de actuar por no tener problemas con este tipo de instituciones y sus padres. La base principal de la educación es el Hogar , es decir la Familia. Hoy día el patrón familiar ha cambiado tanto. Podemos decir que ese hogar donde te instruían, hablaban y enseñaban a conducirte en la calle Ya no existe. Ejemplo: Hoy en periódico Panorama en Venezuela sale en Sucesos un Joven de 17 años que asesino a otro estudiante e hirió a otros dos. Esto aunado al desamor, falta de motivación entre otros, de algunos maestros a quienes en verdad (cargados de tantos problemas personales) llegan a su lugar de trabajo, sin propósito y sin ganas de tenderle la mano a la actual juventud que se desmorona.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar13 junio 2007
Efectivamente, Judith, durante muchos años, los docentes fueron amos y señores de sus aulas y se produjeron abusos que todos conocemos. El avance de las ciencias pedagógicas, la psicología y los derechos de los niños, fueron frenando esos abusos, pero han tenido un efecto contrario y nefasto en lo que a relajamiento de la disciplina se refiere, porque no son pocos los estudiantes que, hacen valer solo sus derechos, olvidándose de sus deberes. Muchos docentes, luego de verse involucrados, directa o indirectamente por los padres que reclaman sus actitudes para imponer el orden, muchas veces sin asumir la irresponsabilidad e indisciplina de sus hijos, han optado por no hacerse problemas y dejan hacer, intimidados por las consecuencias de un actuar más severo, que a veces es necesario. Todo extremo es negativo y esperamos que esta situación se autorregule pronto, para que las clases vuelvan a ser efectivas y no se relaje la formación valóricoa de nuestros niños y jóvenes. Gracias, Judith, por su comentario.
Benedicto Andrés