En estas páginas hemos hablado bastante de Emprendimiento y sus vínculos
con la educación formal, es que estoy cada vez más convencido de la
necesidad imperiosa de avanzar en estos contenidos con nuestros jóvenes y
niños, las escuelas tienen una tarea que cumplir en esta área y la
única duda que debiéramos tener al respecto es cómo hacerlo de mejor
manera.
En el Colegio Alexander Fleming, donde trabajo, queremos que las
habilidades y competencias emprendedoras se desarrollen desde muy
pequeños en nuestros niños, estamos tratando que nuestro Proyecto
Educativo Educación para el Emprendimiento sea algo más
que una expresión y que se convierta en un hacer sólido, profundamente
vinculado al trabajo escolar, donde el docente pueda desatar miradas
creativas e innovadoras en sus alumnos.
No ha sido fácil, por cierto, llevamos casi un lustro trabajando en este
tema y tres desde que cristalizó a tal punto que esta nueva mirada
pedagógica se encuentra alojada en el centro mismo de nuestro proyecto
Educativo Institucional. Por cierto que hemos tenido dudas y hasta
desencuentros, pero la perseverancia en una idea que nos parece muy
necesaria ha sido la clave que nos permite ir cosechando éxitos que han
quedado en evidencia varias veces el año escolar que terminó gracias a que
diversos medios de comunicación los recogieron en sus páginas.
Por eso, creo que estamos en condiciones de señalar que las habilidades y
características más importantes en cuando al desarrollo del espíritu
emprendedor, son la creatividad, la innovación y la perseverancia.
Estamos en un mundo cada vez más complejo debido a las enormes redes
sociales que se han ido tejiendo, a un espíritu colaborativo que se
impone y se enfrenta a la par con otro competitivo que aún persiste de
décadas anteriores. la hipervinculación, la conectividad, la
convergencia tecnológica, etc., son realidades de las que debemos
hacernos cargo y que nos hacen comprender que no es posible seguir dando
las mismas respuestas a los problemas, hay que tener una mirada
distinta y creativa.
Los docentes no fuimos formados en estas ideas y nos cuesta adaptarnos a
ellas. Debemos, sin embargo, hacernos cargo de estas dificultades y
entender que si queremos formar verdaderos ciudadanos del siglo XXI, el
emprendimiento es una clave ineludible.
Algunos me preguntan respecto de cuál es la mejor manera de hacerlo y no
creo que haya una respuesta unívoca. Sé de instituciones que se
plantean exitosamente la idea de crear un espacio, una asignatura, un
taller sobre emprendimiento. Otros, como el Alexander Fleming, buscan
integrarlo en todo el currículo. Ambas formas me parecen convergentes y
no excluyentes, ambas válidas y eficientes, porque lo que importa es ser
capaces de desarrollar en nuestros alumnos las capacidades de manejo de
información, de formulación de proyectos, de desarrollo de teorías y de
implementación de soluciones a los problemas cotidianos que nos aquejan.
Hacer esto, en serio, en la educación chilena, no sólo permite mejorar
la calidad de la educación sino que, sobre todo, pienso, será una
contribución notable y duradera al desarrollo nacional.
Por eso, aunque
cueste, aunque no sepamos hoy cómo hacerlo, aunque lo veamos difícil.
¡Hagamos el esfuerzo!
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