Muchas veces mis estudiantes, por diversas razones, me hacen entrevistas o preguntas. Hace pocos días un ex
alumno, hoy estudiante de pedagogía, me preguntaba respecto de mis
profesores inolvidables, de aquellos que dejaron huella indeleble en mi
formación y que, probablemente, su ejemplo haya servido para decidirme a
seguir esta profesión. Luego de dar los nombres habituales, que por
cierto volveré a nombrar: Luis Pérez Jiménez, Cecilia Núñez, Sor
Liliana, Sor Luciana Wiest (en la imagen,
a la derecha, recibiendo un homenaje), Sor Domínica Henríquez, Sor
Leocadia Martínez, en Enseñanza Básica; Cecilia Puebla y Tulio Pérez,
en Enseñanza Media; Alejandro Ramírez, Juan Antonio Massone, Manuel
Jofré, Ximena Sepúlveda, Orlando Vidal, Lucía Invernizzi, Santiago Quer y
Jaime Blume, en la universidad, mi entrevistador me dijo, -pero por
qué, qué hizo que ellos fueran inolvidables y tan importantes y esa
pregunta nunca me la habían hecho. Intenté responderla y dije algo más o
menos así:
Ser un profesor inolvidable no debe ser fácil, sólo unos pocos han
dejado huella en nosotros, de la mayoría no recuerdo ni sus nombres, ni
sus rostros, mucho menos los contenidos que entregaban (no quiere decir
que haya olvidado a todos los que no nombré, en todo
caso). La diferencia entre éstos y aquéllos probablemente se encuentre
en una o varias de las características que paso a detallar.
a) Pasión: El docente que es
capaz de vibrar con los contenidos que enseña, sean cuales sean, ha dado
importantes pasos para conseguir que su asignatura sea atractiva, que
logre ir compartiendo aquellos saberes, contenidos, fórmulas o consignas
que a través de ejemplos interesantes, de explicaciones coherentes pero
no rebuscadas, matizadas con bromas o con entusiastas estímulos, llegan
a los alumnos con la tan ansiada significación que posibilita una mejor
comprensión y adquisición de los contenidos.
b) Orden: Un docente cuyo
respeto por sus estudiantes se demuestra en el orden con que enfrenta la
clase. Quienes sabemos de educación, hoy reconocemos que todos ellos
llevaban una planificación de sus clases y también podemos hoy reconocer
a aquellos que llegaban a improvisar. La típica pregunta ¿dónde
quedamos la clase anterior? Tiene dos causas, dependiendo el orden que
hayamos apreciado en la clase. O era la forma grosera de ubicarse para
improvisar, o era la pregunta certera para conectar la clase anterior
con la actual. Hoy esos profesores inolvidables nos enseñan la
importancia de que tuvo para nuestra formación haber llegado preparados a
dar la clase.
c) Humildad: Un docente que
sabe no lo anda exhibiendo, su talento, sus conocimientos, su capacidad
intelectual, sus matices y manejos metodológicos se notan en el hacer
diario. Tiene la humildad de enseñar lo que sabe sin ser pedante ni
peyorativo y de reconocer, cuando se da el caso, que algo no lo sabe y
lo va averiguar. Nunca lo ?pescarán? inventando una respuesta que no
pasa de ser una invención cantinflesca para no quedar mal. Puchas,
recuerdo tantas de esas respuestas inconsistentes, dichas con cara
de espanto, porque el docente había sido ?pillado? en lo que no sabía.
Pero tengo más nítidas las sencillas palabras de aquellos que me dijeron
?no sé, lo voy a averiguar y te respondo?.
d) Experiencia: No esa que se fija por los años de trabajo,
sino aquella que da el hecho de haber aprovechado para mejor
conocimiento de la pedagogía, los cursos y estudiantes anteriores. Cada
curso es distinto, cada estudiante es un universo, pero hay experiencias
que sirven, que pueden reciclarse y adaptarse. El profesor que ha
reflexionado sobre su quehacer docente tiene una amplia batería de
experiencias a las que echar mano cuando requiere encontrar una solución pedagógica. Esa experiencia de manejo, que sólo da la evaluación permanente de las propias acciones docentes, es otra característica clave del profesor inolvidable.
e) Enseña a pensar: Nunca
daban las respuestas hechas, nunca se daban por satisfechos con una
buena respuesta tampoco, me instaban a ir más allá, a hacer conexiones, a
concluir cosas por mí mismo, a reflexionar no sólo de los contenidos,
sino que de la vida misma. Un docente que enseña a pensar está verdaderamente ayudando a construir un mejor futuro para sus estudiantes.
f) Cuestionador: Hace
preguntas interesantes, sugerentes, exactas. Posibilita que los
estudiantes vayan adquiriendo experiencias de aprendizaje únicas e
irreemplazables a través de estas preguntas que va dejando caer en sus
clases. Vi clases a base sólo de preguntas. Foros, debates, clases tradicionales, mayéutica pura puesta al servicio de la enseñanza.
g) Permanentemente actualizado:
Buscando siempre saber más sobre su profesión, leyendo, investigando,
participando en perfeccionamientos, siempre atento a las novedades
pedagógicas para implementarlas y probar personalmente sus bondades.
Luego de la pertinente reflexión pedagógica, las integra, las adapta o
las elimina de sus quehaceres académicos, pero no a priori, no sin
haberlas probado de primera mano.
h) Cercanía: No se muestra
nunca distante con sus estudiantes. Acoge, comprende, apoya, comparte.
Se permite jugar con sus estudiantes, tener una amable conversación,
compartir una broma, saludar un cumpleaños. Sabe que su labor docente es
importante, pero practica que como persona, somos todos iguales y no
anda por la vida trasladando ningún pedestal académico.
Probablemente haya más que estas siete características que alcanzo a anotar, cada uno
de nosotros tiene sus profesores inolvidables y, probablemente, por
diferentes razones o características, así que las que anoto más arriba
no pasan de ser las que a mí me hacen sentido y no pretenden ser pauta
para nadie.
prof. Benedicto Andrés González Vargas
Miguel Ángel, dice:
ResponderEliminar20 mayo 2011
Sin duda, un excelente artículo. Muchas gracias por compartirlo. Me ha encantado y es, además, un referente que nunca deberíamos olvidar los profesores. Enhorabuena. Un saludo.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar21 mayo 2011
Gracias, Miguel Ángel, por tus amables palabras, intenté sistematizar lo que ha sido mi experiencia con esos profesores inolvidables que cada uno recuerda. Muchas gracias, saludos afectuosos, Benedicto Andrés
L. Lara, dice:
ResponderEliminar21 mayo 2011
Y el Sr. Santiago Quer.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar21 mayo 2011
Tienes razón L. Lara, Santiago Quer Antic, un gran maestro, especialista en esquemas y organizadores gráficos! Saludos afectuosos! Benedicto