Muchas veces me encuentro con estudiantes de los últimos cursos de la educación secundaria que reconocen no tener hábitos de estudio y, a esa edad, ya se les hace difícil -aunque no imposible- adquirirlos. Por eso siempre he pensado que hay una etapa en la niñez que la adquisición de estos hábitos es natural, interesante (porque entra en estimulador diálogo con la curiosidad infantil) y relativamente fácil de alcanzar, pero para ello requiere de una activa participación de los padres.
En efecto, Los adultos deben acompañar y supervisar a los niños mientran hacen su tarea, pero nunca deben intervenir en ella, nunca deben hacérsela, porque con ello no están construyendo un hábito sino que, peor aún, están obstaculizando la creación de éste.
Los padres deben estar al tanto del trabajo escolar de sus hijos, deben proveer las necesidades básicas para que ellos puedan hacer sus tareas (útiles, libros, recortes, etc.) y, sobre todo, supervisar ese trabajo, pero siempre respetando el ritmo de cada uno.
Muchas veces hay una sobrecarga académica que debe ser conversada con los profesores, un niño no debería dedicar más de unos 45 minutos al trabajo escolar en casa, y menos, incluso, si son pre-escolares o recién incorporados a la educación básica. Pero se trata de un horario que debe ser respetado completamente, libre de distracciones y, según sugieren los expertos en educación infantil, antes de salir a jugar.
hay que respetar esa rutina de estudio, al igual que los periodos de juego, debe estar acordada, consensuada y adaptada a la consecución de los objetivos académicos que se buscan. Es muy mala idea asimilar el estudio a un castigo, como muchos padres hacen al quitar horas de juego y aumentar las de estudio cuando deciden castigar a sus hijos por alguna causa.
Por otra parte, en la medida en que van creciendo, es necesario instarlos a desarrollar ejercicios de metacognición que les permitan comprender cuál es su propia forma de estudiar y aprender y potenciarla o mejorarla.
Finalmente, lo último que quiero agregar en este breve ejercicio relativo a la creación de hábitos de estudio, es que por alguna extraña razón, en la medida en que los hijos van creciendo, van quedando sin esa supervisión adulta, y me encuentro en las aulas con jóvenes que casi no estudian y sus padres no se han enterado de ello.
prof. Benedicto González Vargas
Roberto Cuéllar Bermal dijo:
ResponderEliminar24/02/2016 a las 20:34
Interesante reflexión de Benedicto, profesor del Colegio Terra Nova.
Benedicto González Vargas dijo:
ResponderEliminar24/02/2016 a las 20:42
¡Gracias, Roberto!
prof. Benedicto González Vargas
Ricardo Tarud Daccarett dijo:
ResponderEliminar24/02/2016 a las 20:35
SIN TAREAS PARA LA CASA,LA TENDENCIA FINESA SAE IMPONE
Benedicto González Vargas dijo:
ResponderEliminar24/02/2016 a las 20:41
Estimado Ricardo, de 20 a 40 minutos de estudio diario, no es un secuestro, muy por el contrario, es una adecuada ejercitación diaria de las habilidades cognitivas y del desarrollo del pensamiento.
prof. Benedicto González Vargas
Roberto Cuéllar Bermal dijo:
ResponderEliminar24/02/2016 a las 20:37
La política educacional de Finlandia no lo prohibe, la hace innecesaria, porque a cualquier niño que registra un rezago cognitivo, se le asigna un profesor que le evita quedarse atrás. La reflexion de Benedicto es desde la realidad chilena. En Finlandia, las "tareas para la casa" se reemplazan por un sistema difícil de alcanzar para un país que difícilmente lo financie. Valoro la sensibilidad por cuidar la niñez, pero la solución reside en eliminar las causas y no el efecto, lo cual claramente no ocurre en nuestro sistema... Por otro lado la mayor parte de los profesores que conozco , en la práctica, tienen buen criterio. Los llamados colegios de excelencia, suelen usar intensivamente esta modalidad.
Benedicto González Vargas dijo:
ResponderEliminar24/02/2016 a las 20:39
Gracias, Roberto, interpretas muy bien lo que quise decir, además, no nos quedemos solo en el hecho de la tarea, yo hablo de hábitos de estudio, que es más que un mero trabajo escolar, se trata de la formación de un hábito fundamental y valioso que servirá a lo largo de la vida. La adquisición de la lectoescritura, del cálculo, de las habilidades de investigación y tantas otras, pasan por el hábito de estudiar. En la medida en que van creciendo, los estudiantes se dan cada vez más cuenta que necesitan habilidades de estudio y reflexionar sobre su propia metacognición. Muchas veces, lo que no se hizo en forma adecuada y al ritmo personal de aprendizaje, debe hacerse en cuarto medio con alumnos sobrecargados y estresados no tanto por el colegio, como por el preuniversitario. Muchos padres pagan, en la cuenta del pre-universitario, las horas de formación de hábitos que no se ocuparon de supervisar. Gracias a todos por los comenarios.
prof. Benedicto González Vargas