viernes, 7 de febrero de 2020

Zambullida en el agua electrizada

La imagen del libro fue tomada
de la página de Goodreads
En una antigua edición de Revista Ñ (qué lástima que cuesta tanto encontrarla en Chile), encuentro este breve comentario sobre El agua electrizada, de Charlie (Carlos) Feiling, extraordinario poeta, narrador, crítico y académico argentino, tempranamente fallecido a los 37 años de edad. El artículo en cuestión se refiere a su primera novela policial y cómo ella se vincula de manera interesante y novedosa con la pintura. Los invito a leer y comentar el texto.


Sobre imágenes literarias y pinturas célebres

por Eduardo Iglesias Brickles

"La pintura trabaja con todos los temas posibles. la variedad de sus asuntos es tal, que incluye lo literario. Lo que sí es extraño es al revés: en una novela policial que no sea de robo de cuadros, referencias a la pintura, a la manera de comentarios de situaciones o pensamientos.

En El agua electrizada, de Charlie Feiling, las referencias a pintores o cuadros famosos son detalles complementarios de la visión del protagonista, que acompañan el desarrollo de la trama. A poco de empezar la novela, Tony Hope, especie de alter ego del escritor, está sorprendido: "No había esperado toparse con aquel Balthus", desconcierto disparado al vislumbrar a la adolescente que le abre el portón de una quinta solariega en Gonnet. Es verano y el sol cae a plomo. Además, allí hay una pileta; el "A bigger splash" de David Hockney, pasa sin dilaciones de California al conurbano bonaerense.

Feiling irá entretejiendo en la trama sus comparaciones y categorizaciones. Por ejemplo, el "Balthus", de Gonnet unos años después volverá convertido en una mujer "que no hubiese podido prestar sus rasgos para una Virgen con el Niño...aunque sí para un desnudo de Matisse".

No está de más resaltar que las obras y los pintores mencionados están en el imaginario colectivo, lo que da pie para decir sin protocolos previos que "Constable" equivalga a editar un cielo cargado de nubes, y que cuando hablamos de Balthus estemos sopesando cierta carga erótica. Lo mismo sucede si evocamos un desnudo de Matisse, "belleza capturada con dos trazos", o el baño turco de Ingres con sus mujeres cuya "artificial pasividad subraya la sujeción al deseo del hombre". Una acción trae a la memoria otra acción y si ésta está sintetizada en un cuadro célebre, el recuerdo de la esencia obviará ulteriores explicaciones, como una efímera zambullida en la pileta de natación, cuando "un cuerpo se transforma en columna de agua, estallido de espuma", que en la obra de Hockney ha entrado en la categoría de imagen definitiva y permanente".

Hasta aquí el artículo en cuestión. Cuando leí esta breve novela, de poco más de 80 páginas, la encontré excelente, y pronto publicaré mi propio comentario sobre ella, sin embargo, el comentario de Eduardo Iglesias, me parece interesante, entretenido y motivador para iniciar la búsqueda y lectura de esta obra y, si me lo permiten, puedo ofrecerles desde mi biblioteca digital, esta edición.

prof. Benedicto González Vargas

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