miércoles, 16 de agosto de 2023

Norma Sosa: "Nadie escribió la historia de las mujeres indígenas"

Revisando mis archivos, cosa que hago habitualmente, me reencuentro con una entrevista que Eduardo Agustín Rojas hace a la notable historiadora argentina Norma Sosa, en que ella se refiere a sus estudios respecto de las mujeres indígenas. Por lo interesante que me ha resultado, la reproduzco in extenso:

"Nadie escribió la historia de las mujeres indígenas"

La historiadora pampeana habla de sus estudios sobre indias, viajeros en la Patagonia y zoológicos humanos.

Antes de que terminara el 2008 apareció en las librerías un pequeño volumen de viaje del conde Henri de La Vaulx: A través de la Patagonia Del río Negro al estrecho de Magallanes (Editorial Amadeo Mandarino), con notas y un postfacio de la historiadora Norma Sosa. "La obra de Henri de La Vaulx está en la bibliografía esencial de cualquiera que se inicie en la investigación etnográfica sureña", dice la investigadora cuando se le pregunta por qué atender  a este extraño personaje que parece tener más de dandi que de científico. "Mi encuentro con el conde se produjo cuando investigaba la fiesta de la nubilidad de las muchachitas tehuelches", relata desde su casa en Mar del Plata.

¿Qué hay de peculiar en el viaje de Henri de la Vaulx?

"Henri de la Vaulx, conde de Bierville no era un científico y su libro de viaje no corresponde al de los viajeros "deportivos". Sólo tenía 25 años, había leído cuidadosamente la obra de Francisco P. Moreno y, con recomendaciones de sus parientes, decidió hacer el típico viaje de iniciación. Porque así como los argentinos de la belle epóque iban a París, los jóvenes europeos elegían lugares remotos y misteriosos para sacar el pasaporte de respetabilidad en la cultura. Para De la Vaulx, fue la Patagonia. Desembarcó en Carmen de Patagones con una cámara y uyn botecito de caucho, agregado al equipaje sin duda, después de leer los esfuerzos de Moreno para navegar los ríos patagónicos.

En la edición original hay también un registro fotográfico

Es que De la Vaulx no se comportaba como todos los viajeros de aquellos tiempos que seguían las pautas de la Societé d'Anthropologie de París, que aconsejaban fotografiar nativos de frente y de perfil, en lo posible desnudos o con atavíos ceremoniales, si eran suficientemente atractivos. Cuando atraviesa la Patagonia. De La Vaulx muestra por primera vez fotografías intimistas y espontáneas. Obtiene imágenes de la auténtica vida de toldería y de los nativos que en 1896 -a una década de la Campaña del Desierto- ya vivían la transición hacia una nueva forma de vida. Muestra a los jóvenes enganchados en la Armada, tomando mate en el campo, a los que ya estaban vestidos de gauchos desarrollando tareas rurales, mujeres ordeñando vacas. Muestra la inmediatez, el ocio y el trabajo.

Pareciera que su vida se independiza de lo estrictamente etnográfico.

De la Vaulx no fue sólo un viajero con interés etnográfico, su vida lo reveló como un tipo sorprendente. Aquel conde la nobleza normanda que se había recibido de escribano, fue también un prolífico escritor de novelitas de aventuras. Pero su pasión por los viajes tuvo una vuelta de tuerca al volver a París desde la Patagonia: se inició en lo que llamaba la "navegation erienne" y fue un innovador y pionero de la aviación en globo. Años después regresó a la Patagonia en viajes históricos de la Aeropostal como acompañante de Vachet, Guillaumet y Mermoz.

¿Por qué usted decidió ocuparse de las mujeres indígenas?

Es un mundo casi inexplorado. Nadie pensó en ellas. Se puede decir que ya tengo un segundo libro sobre el tema porque ellas siguen apareciendo, y lo curioso es que gran parte del material documental viene de quienes por interés genealógico se me acercan para completar historias de familia.

Desde hace algún tiempo ha publicado artículos sobre el tema de los zoológicos humanos ¿forman parte de algún proyecto mayor?

Estoy trabajando sobre la exhibición de aborígenes en el mundo civilizado, los etno-shows, una combinación siniestra entre el negocio, el espectáculo y las muestras científicas. Las grandes capitales del mundo exhibíannativos extraeuropeos en ferias y exposiciones. La Argentina de 1898 imitó el procedimiento y exhibió nativos en la Exposición Nacional. La continuidad de esta modalidad de sometimiento hasta 1930 se aseguró precisamente con la infraestructura empresarial que organizaba giras lucrativas, mientras se tranquilizaron las conciencias con el argumento de que estos grupos humanos contribuían a despejar incógnitas sobre el origen del hombre y la jerarquía de las razas.

Hasta acá esta interesante entrevista de Eduardo Agustín Rojas a la historiadora Norma Sosa.

Publicado originalmente en Revista Ñ 277, El Clarín, 27 de enero de 2009.

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