Pérez Reverte es un escritor que siempre sorprende con el dinamismo
de sus narraciones, la aventura fluye con talento y verosimilitud,
aunque a veces, lo he dicho antes, sus finales suelen ser inferiores a la factura de la trama. Sin embargo, me he encontrado con esta joyita, una miniatura hermosa de escuálidas 30 páginas, aumentadas por un estudio claramente incluido para dale forma al libro y por unas exquisitas imágenes de un talentoso dibujante.
Todos sabemos lo violenta y triste que fue la conquista de México por
parte de los españoles, cómo los aztecas recibieron con honores a
quienes creían enviados de los dioses, cómo vieron en Cortés al
mismísimo Quetzalcoatl y cómo los españoles traicionaron esa amistad y
confianza que les fue ofrecida.
Sin embargo, los indígenas reaccionaron y la noche del 30 de junio de
1520, pasó a la historia como "La noche triste". Cortés y sus generales
huyeron a caballo de Tenochtitlán y los soldados de infantería de su
retaguardia fueron capturados por los guerreros aztecas y llevados a las
pirámides para ser sacrificados.
En medio de esa batahola, de la rebelión, del miedo y de la venganza,
Cortés deja mucho oro a sus soldados de retaguardia. Los generales
apenas si toman unos anillos y collares.
Los pobres soldados se atiborran de pesadas bolsas de oro. Cortés sabía
lo que hacía. Era la carnada para la carnada. Los ignorantes y poco
despiertos soldados van tan pesados que no pueden avanzar rápido, son
presa fácil de los aztecas. Los generales, livianos y a caballo, llegan a
salvo a su destino.
Este es el marco para la historia de amor que propone Ojos azules. no es, sin mebargo, un amor romántico. Es un amor torvo, oscuro, egoísta de parte de un español y dulce y sumiso, de parte de la india que tuvo la fortuna o desfortuna de cruzarse en el camino
del soldado. Es una novelita de encuentro y desencuentro, de amor
incluso en el momento final y de redención cuando la muerte es inminente
y el cuchillo de obsidiana baja cobrar una nueva víctima que aplacará la ira de los dioses.
Buen librito de Arturo Pérez Reverte, que nos hará pasar unos minutos de magnífica entretención con el soberbio estilo del autor.
prof. Benedicto González Vargas
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