Ken Robinson
es un pedagogo británico, escritor de temas educativos, que recorre el
mundo dando charlas sobre Educación y creatividad y mostrando lo que ha
sido su experiencia a lo largo de los años. Lo interesante de Robinson y
que hace que sus conferencias sean inolvidables, es la seguridad con la
que enfatiza la idea que da título a este artículo: La escuela mata la
creatividad.
Hasta la fecha, aparte de sus conferencias, las ideas de Robinson se resentan en sus libros: El elemento, cómo encontrar tu pasión puede cambiarlo todo y Fuera de nuestras mentes: aprende a ser creativo.
En lo medular de su discurso, Robinson señala que todos los
niños poseen un talento que los adultos nos encargamos de desperdiciar
inmisericordemente. Sostiene que el desarrollo de la creatividad en el
colegio debería ser tanto o más relevante que la alfabetización y la
adquisión del cálculo en los estudiantes, que si entendiéramos eso
deberíamos darle a as disciplinas artísticas el mismo estatus.
Gran parte de la culpa, según sus análisis, tiee que ver con un
sistema academicista que solo premia y valida los conocimientos que
eran necesarios para la sociedad industrial y que hoy se manifiestan en
pruebas estandarizadas que muchas veces orillan hacia el único camino de
continuidad académica que ven los estudiantes: la universidad.
Al referirse a la labor de los docentes dice que, en general, no decimos
a nuestros estudiantes que equivocarse es una parte imprescindible del
proceso de aprendizaje y no un motivo para estar triste o solo pensar en
la baja calificación. Dice que en su experiencia, los niños más
pequeños tienden a buscar soluciones cuándo no están seguros de la
respuesta pero, a medida que van creciendo (y se van normalizando),
empiezan a inhibirse por miedo al error (que más de alguna sanción trae
aparejada). grafica esto señalando que más o menos a partir de los ocho
años cuando muestran un dibujo espontáneo suelen preguntar si "está
bien", si "es así". Lo que casi nunca ocurre con niños menores, ya que
sus dibujos son simplemente lo que son y reflejan su mundo. Una anécdota
interesantísima que suele contar es la niña que estaba dibujando a Dios
y el profesor le dice: -nadie sabe cómo es Dios y ella le responde:
-Cuando termine mi dibujo lo van a conocer. Esa es la libertad creativa
que Robinson busca rescatar en nuestros estudiantes.
Para Robinson, si no enseñamos a nuestros estudiantes que equivocarse
no solo es parte del aprendizaje, sino que algo muy importante porque
si no se está preparado para equivocarse, nunca se podrá ser original.
Robinson describe cómo casi todos los sistemas educativos del mundo
tienen algo en común, que es la primacia de las asignaturas académicas
duras (Matemáticas, Lenguaje, Historia, Ciencias, Idiomas extranjeros),
sobre las artísticas y la educación física. Aboga,por lo tanto por una
profunda revisión de ellos ya que, según cree, ser original es
precisamente lo único que nos va a situar por encima de lo que un
computador puede realizar. Argumenta que mucha gente brillante piensa
que no lo es: ya que el talento artístico que tienen fue menospreciado
-incluso estigmatizado- en el colegio, en el que sólo se valoró un tipo
de inteligencia: la académica.
A modo de conclusión, Ken Robinson afirma que debemos usar el don de
la imaginación humana de manera sabia, reconociendo la riqueza que nos
aporta la creatividad, y educando todas las facetas de la personalidad
del niño para ayudarle a enfrentar su futuro usándola como una
herramienta más para su desarrollo.
En TED hay dos conferencias de Robinson, con transcripción al español, que podemos ver y leer:
También hay una versión subtitulada en Youtube, que puede verse acá
Interesante tema,sin lugar a dudas
prof. Benedicto González Vargas
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