En efecto, el joven Pecos Smith, que ya ha matado en defensa propia a varios bandidos y parece estar siempre no solo en el ojo del huracán, sino que también en la mira de la justicia y de sus adversarios, se convierte sin quererlo en cuatrero ante la ley y en poseedor de una enorme cantidad de dinero mal adquirido por sus ya difuntos socios.
Por otra parte, luego de arruinarse tras la guerra de secesión, el coronel Templeton Lambeth se afinca en Texas, a orillas del río Pecos, pero su escasa experiencia al frente de un rancho ganadero y la acción asesina de unos ladrones de ganado, lo llevan a la ruina y la muerte. Su joven y bella hija, Terril, vestida de hombre, tratará de salvar la propiedad y el ganado, pero no lo consigue, hasta que conoce a Pecos...
Los dos jóvenes entablan amistad, Pecos no sabe que su nuevo socio es mujer, hasta que un día descubre la verdad y el cariño fraterno se torna en amor.
Novela entretenida, sin grandes pretensiones literarias, aunque con rigurosidad histórica respecto del contexto social de Texas en la época (incluso aparece un personaje real, el pintoresco juez Roy Bean), su lectura atrae rápidamente y, para los amantes del género, no decepciona.
Siempre leer a Zane Grey es un ejercicio interesante, un placer culpable, para unos, el regreso a una zona de recuerdos de niñez y juventud, cuando el género del oeste era omnipresente en la literatura y en el cine.
No defrauda, vale la pena siempre reencontrarse con Zane Grey.
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prof. Benedicto González Vargas
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