jueves, 30 de junio de 2011

Raíces tabinas, de Jonás


Acabo de volver de un breve viaje por la costa del litoral central de Chile y, uno de los ritos que suelo efectuar en cada uno de estos viajes, es detenerme en El Tabo, para ello hay dos razones: 

1. Visitar el Restaurante La Paila, que está a la orilla del mar y tiene una vista y unos platos espectaculares, todo ello con una cálida y amable atención. Imperdible. y 2. Darme una vuelta por algunos lugares que conocí cuando niño, esas playas llenas de roqueríos y la feria artesanal aledaña a la calle principal. Este año, además, visitamos un recinto de juegos infantiles electromecánicos, pero lo relevante, desde el punto de vista literario, es que accedí a un libro que no conocía del poeta Jonás: Raíces Tabinas El libro lo adquirí en uno de los puestos de venta de la feria artesanal que es un kiosco municipal con información turística y, por lo tanto, si pasan por allí, no duden en comprarlo. Jonás (Jaime Gómez Rogers, 1940-2005) siempre fue un poeta sencillo y alejado por voluntad propia del mundanal ruido capitalino y las zancadillas literarias que abundan en la capital. 

Esta obra en particular es un intento en clave de poesía popular por reconstruir la historia de la localidad de El Tabo, como una forma de impedir que esos recuerdos más humanos que urbanos los borre el tiempo para siempre: "pero yo quise escribir de este Tabo tan querido antes de que se haya ido todo el pasado en el viento este canto fue el intento de valorar lo vivido" 

Desfilan en estas páginas vivos y mágicos recuerdos de la infancia de Jonás, sus amigos y compañeros, sus travesuras. Aparecen momentos históricos relevantes en la historia comunal como el naufragio del Castilla y retratos humanos de tanta gente que vivió en esta tierra como maestros, pescadores, buzos, incluso e recuerdo de un pobre indigente que obligado a irse a un hogar murió de pena. Los versos de Jonás en este libro no son grandilocuentes. 


Si él siempre rehuyó el boato lingüístico en sus obras, en este volumen llega a la simpleza más prístina. La lengua popular, el verso casi en tono de paya, son la estructura ideal para este libro de memorias que se lee con amable y compartida nostalgia. En efecto, creo que Jonás logra calzar sus emociones con nuestros propios afectos y recuerdos, porque aunque nos habla de la historia de su Tabo querido, todos hemos conocido gentes parecidas, lugares con similar tradición o situaciones equivalentes. 

Aquí más que nunca valen las palabras de Tolstoi: "Describe tu aldea y serás universal" , porque eso es lo que hizo Jonás en este libro y por eso es que lo recomiendo a los amantes de la poesía sencilla, pero profunda que Jaime Gómez Rogers nos regaló en esta obra. 

prof. Benedicto González Vargas

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