Leo un antiguo suplemento Ñ, fechado el 12 de abril de 2008 en que Jorge Aulicino comenta el libro La teoría del todo, de Stephen Hawking, texto de divulgación científica que fue muy comentado cuando salió al mercado. El breve, pero notable comentario del crítico argentino me parece digno de ser rescatado y por ello lo reproduzco in extenso:
"El popular o mediático científico británico Stephen Hawking acaba de publicar otro libro de divulgación, esta vez sobre "la teoría del todo". Y así se titula la obra, aunque tal teoría no cierra aún. Los científicos se han estancado. Un límite minúsculo ha erigido un muro insalvable frente al conocimiento total: el famoso "principio de incertidumbre" que establece que si conocemos la velocidad de una partícula atómica no podmos conocer su posición , y a la inversa. Hawking reconoce este límite que ya en sí mismo parece místico. Flota tras él la forma imposible, la inasibildad que persiguieron la Cábala y la alquimia.
Hawking alguna vez recordó la anécdota apócrifa según la cual Pierre Simon Laplace presentó una hipótesis sobre el cosmos a Napoleón y éste le preguntó acerca del lugar de Dios en ese sistema. "Señor, no he necesitado la hipótesis de Dios", respondió el sabio. Sin embargo, una y otra vez Hawking juega y se aproxima a la hpótesis de Dios". Es raro. También se había distanciado de la tajante frase de Einstein al conocer justamente la formulación del principio de incertidumbre: "Dios no juega a los dados", dijo Einstein. Y Hawkin dijo: "Toda la evidencia lo señala como un jugador empedernido".
Ahora, en este libro, Hawking admite que los agujeros negros, esos puntos de masa tan compacta que incluso atraen y absorben su propia luz, aparecen aureolados, rodeados de luz; y que esa energía no puede sino provenir del interior de los agujeros mismos. Tal posibilidad, por una serie de asociaciones teóricas, permitiría una aproximación a la comprensión del "todo"; al cómo y al porqué del universo, su origen, su funcionamiento y su destino.
Hawking quizá sepa, aunque no creo que haya dedicado mucho al asunto, que la antropología y parte de la psicología invirtieron tiempo en los arquetipos y mitos prmitivos. Carl Jung señaló justamente que el aura de los santos era un arquetipo precientífico de la energía. Una intuición magnífica, se ve, que prevé el aura de los agujeros negros. Pero hawking no necesita saber eso. En las últimas líneas de su nuevo libro dice: ""¿Qué es lo que da aliento a las ecuaciones y hace un universo para que ellas lo describan?" Y remata: la respuesta sobre el total del Universo "sería el triunfo definitivo de la razón humana, pues entonces conoceríamos la mente de Dios". Dios lo oiga.
Me parece un interesante comentario, muy agudo, inquisidor y profundo. ¿No les parece?
prof. Benedicto González Vargas
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