Ya he dicho muchas veces que mi interés por la Ciencia Ficción surge de la capacidad que tiene ésta para anticipar, no solo el desarrollo tecnológico de la humanidad, sino que fundamentalmente la búsqueda de soluciones para los problemas que dicho desarrollo tecnológico acarreará. Desde ese punto de vista la Ciencia Ficción se constituye en un aporte a la discusión, muchas veces presentando sólidos y coherentes marcos valóricos en sus obras de ficción. Es el caso de los libros de Herbert George Wells.
Nacido en 1866 y fallecido en 1946, fue testigo privilegiado de los cambios que experimentó el mundo en esos 80 convulsionados e industrializados años. Nacido en el seno de una humilde familia de comerciantes, Wells sufrió de nio un accidente que lo mantuvo postrado un largo tiempo y fue en ese periodo en que desarrolló una intensa pasión por la literatura. A la edad de 18 años, en 1884 accedió al Royal College of Science gracias a una beca que le permitió estudiar Biología. Durante ese importante periodo académico fue fundador y colaborador de la revista The Science School Journal y participó activamente en el Club de Debate Debating Society. En 1890 se graduó en Zoología por la Universidad de Londres.
En plena revolución industrial, empieza a escribir e instala en sus obras una aguda mirada relativa al rol e impacto que el desarrollo tecnológico tendrá en la sociedad, lo que puede verse reflejado en sus obras La máquina del tiempo (1895), La isla del doctor Moreau (1896), El hombre invisible (1897), La guerra de los mundos (1898), Los primeros hombres en la luna (1901), El mundo liberado (1914)), entre otras.
Debemos reconocer en Wells esa capacidad para anticipar mundos y adelantarse a discusiones que solo acontecerán en la segunda mitad del siglo XX, cuando él ya estaba fallecido. Me refiero a discusiones relevantes como el desarrollo científico y tecnológico de los años venideros. Cabe señalar que tanto la discusión los valores planteados en sus obras y hasta las soluciones a esos problemas del futuro -que nosotros ya estamos viviendo- , tienen plena vigencia en la actualidad.
Y eso hace de Herbert George Wells un escritor notable.
prof. Benedicto González Vargas
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