Leo, en el blog de Juan Eduardo García Huidobro, Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, el siguiente artículo que, por su interés, los invito a leer y comentar:
La política de formación docente es hoy una preocupación nacional.
El Ministerio de Educación comenzó hace un año el programa Inicia para
mejorar la formación de los profesores, el movimiento 2020 ha puesto el
tema en la conversación nacional, ayer y hoy la cuarta versión de
Expobásica 2009 se centró en la política de formación inicial y continua
de docentes.
¿Cuáles son algunos de los grandes temas a tener en cuenta en esta
política?
La OECD, ya hace algunos años, resumió el problema en la necesidad de "Atraer, desarrollar y retener a docentes efectivos" (2002). Para
lograrlo, en Chile, en primer lugar, es necesario devolver la dignidad a
la profesión docente. El mismo afán en que tengamos profesores mejor
formados ha traído de la mano un discurso descalificador, lleno de
generalizaciones injustas y humillantes: "los docentes no están
preparados", "los profesores son negligentes", "se niegan a la
evaluación", "esconden su mediocridad".
Hay que ser enfático: el
mejoramiento de los docentes pasa por la "subjetividad" de los docentes,
su punto de partida no puede ser sino una sana autoestima y el
convencimiento de que su trabajo es un servicio apreciado por la
comunidad. Una primera política de interés podría ser una campaña de
comunicación social sobre la dignidad del profesor, que muestre la
nobleza de su labor y de a conocer miles de casos de profesores y
profesoras que lo hacen muy bien. Una iniciativa de esta naturaleza
ayudaría a quienes están trabajando y sería un acicate para elegir la
profesión docente. Lo anterior debe ir de la mano de un mejoramiento
salarial. Una campaña de "dignificación"
no es creíble sin una
perspectiva de aumento salarial que, junto con elevar las rentas
básicas, permita llegar a niveles de salarios de calidad para quienes se
dedican y pueden exhibir logros.
Adicionalmente el Estado, a través del Mineduc, debe poder regular mucho
más el campo de la formación docente. Y, en este campo, hemos sido
testigos de políticas zigzagueantes (por no decir contradictorias).
Junto a medidas que parecían ir por el camino de la regulación como la
acreditación obligatoria de las pedagogías, medida en curso, asistimos
al controvertido artículo 46g de la Ley General de Educación que deja
de exigir el título de profesor para enseñar en educación media.
El
programa Inicia es otra medida esperanzadora, pero "desordenada". No se
comienza definiendo las carreras que necesitamos en educación
parvularia, básica y media (pese a que el mismo Ministerio ha estado
promoviendo diferentes "menciones", al menos en básica), para enseguida
llegar a un acuerdo sobre los estándares mínimos que cada una de esas
carreras debe lograr y para -por último- hacer una evaluación
diagnóstica que nos señale cuan lejos o cerca estamos de la meta que se
debe lograr. Se procede al revés, primero se mide, después se fijan los
estándares y todavía no se anuncia definición de las carreras que
existirán.
Otro problema que supone políticas estatales es el del ingreso a las
carreras de pedagogía. Al menos, en educación básica, se pasó de un
problema de carencia de postulante a las carreras de pedagogía a mitad
de los 90 a un exceso de postulantes estos últimos años. Así, por
ejemplo, en educación básica ha habido durante los últimos cinco años
alrededor de 20.000 estudiantes (www.consejo.cl ), si les va
razonablemente bien se estarían titulando cerca de 5.000 cada año y se
requieren, de no mediar políticas más intensivas en uso de docentes
(menos horas lectivas o menos alumnos por curso), alrededor de 2.300
por año. ¡Hay que adelantarse, estudiar el tema en todas sus
implicancias y regular pronto el flujo de estudiantes en concordancia
con los profesores que se requerirán! Lo que no puede pasar es esperar
inactivos la cesantía de docentes titulado.
Sin lugar a dudas, es un tema de gran importancia, pues visualiza un
problema no comentado hasta el momento y de graves implicacncias
educativas y sociales.
prof. Benedicto González Vargas
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