jueves, 5 de mayo de 2016

Frankenstein o el moderno prometeo, de Mary W. Shelley

Hablar de “Frankenstein” suele llevar a la mente, en forma casi inmediata, la imagen del monstruo armado, amanera de rompecabezas,  con trozos de cadáveres y llamado a la vida a través de la manipulación de las fuerzas eléctricas de una tormenta. Peromás allá de eso, Frankenstein o El Moderno Prometeo fue escrito por su autora como una novela de terror, aunque también podría ser una obra de ciencia ficción, pero la ovela es mucho más que la historia del horrible, torpe y fétido esperpento creado por el doctor Frankenstein, pues plantea profundos temas éticos, filosóficos y humanos. 

Probablemente el tema más relevante de esta historia tiene que ver con la ética científica, porque el Dr, Frankestein se inmiscuye en la naturaleza humana, le tuerce la mano a la muerte,  tanto crea una vida nueva, como vuelve a la vida una (o muchas) que ya expiró. En este sentido el Dr. Frankestein se equipara al Creador y su obra no resulta para beneficio de nadie, solo aporta dolor, violencia, desamparo y rechazo. Hay una megalomanía de parte de este médico, científico, que busca crear algo que nadie ha hecho, es tanta su ambición de poseer conocimientos y demostrarlos, que pasa a llevar todas las normas éticas y religiosas y crea vida desde la mismísima muerte.
No deja de ser notable la vigencia de esta novela en tiempos en que la ciencia y la medicina juegan también a ser dioses a través de la manipulación genética. Y no es que Shelley se opusiera al avance científico, sino que lo que reclama, en el fondo, es el abuso de la ciencia no para ayudar a mejorar lo existente, sino para apoyar lo antinatural.

Tan malo resulta este experimento que el Dr. Frankenstein se plantea que si accediera al deseo de su monstruoro y creara una hembra para él, toda la especie humana estaría en peligro. 

Como fiel representante del romanticismo, esta novela manifiesta un profundo rechazo a las ideas neoclásicas e ilustradas del siglo precedente, en que el conocimiento y el uso de la razón eran los estandartes. Para los románticos, la libertad, las emociones y  los sentimientos son más importantes. Resulta que el producto de la ciencia, la creatura, es un monstruo horrible rechazado, incluso, por su propio creador. Lo único bueno que parece tener el llamado Frankenstein (la creatura), son sus sentimientos, porque en un principio fue un hobre bueno y noble, amaba a su creador, luego su naturaleza humana lo lleva a tomar venganza, pero su propio fin revela que esos sentimientos nobles nunca lo abandonaron, aunque, acorralado por esa vida que no buscó, causó daños irreparables a las personas.

Novela interesante, notable, llena de muchas implicancias y entretenida de leer, es un buen proyecto de lectura o relectura para cualquier momento, especialmente para esas obscuras y frías noches lluviosas como aquella en la cual esta novela fue concebida.

Para leer una versión digital de esta novela, pinche aquí

prof. Benedicto González Vargas


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