domingo, 28 de septiembre de 2008

Los hijos de Selene, de Ralph Barby


Nunca he ocultado mi gusto por la Ciencia Ficción, es más, me he atrevido a publicar un pequeño estudio que hice sobre ella, porque me parece un género literario muy interesante, que cumple la doble labor de entretener y entregar un mensaje de alerta respecto de aquellas cosas que como humanidad no estamos haciendo bien. 

En efecto, en mi opinión, la importancia de la Ciencia Ficción en la actualidad no radica en anticipar las cosas que ocurrirán en el futuro (como lo hacía Verne), sino precisamente en lo contrario: en prevenir a través de la creación literaria para que esas cosas no ocurran. Por cierto, a estas alturas, ya me he acostumbrado a que sesudos docentes universitarios y colegas de literatura miren por encima del hombro los libros de ciencia ficción. Suelo fingir que no veo las muecas de desagrado que no se guardan de disimular cuando me ven con alguno de estos (para mí) entrañables libros. 

martes, 23 de septiembre de 2008

Dos veces Premio Nacional

Caso único en nuestras letras, Joaquín Edwards Bello alcanzó el Premio Nacional de Literatura en 1943 y el Premio Nacional de Periodismo en 1959. Ipensable para quienes lo conocieron desde joven, cuando aborrecía la escuela por imponerle conocimientos inútiles. Tanto detestaba el liceo, que dejó inconclusos sus estudios: "mi sabiduría consiste en haber estudiado poco" -decía-. 

Hoy, cuando han pasado cuarenta años desde su desaparición, recordamos a este escritor chileno que dejó una huella indeleble en la literatura y el periodismo. 

lunes, 15 de septiembre de 2008

¿Por qué nos gusta tanto Carmen Berenguer?

Seguramente por lo que escribe. Indudablemente estamos hablando de una poeta de fuste, de una maestra en el uso del verbo y de una sacerdotisa capaz de convocar a la poesía para que ella ilumine sus versos Sin embargo, tengo la sospecha de que Carmen Berenguer nos gusta tanto también por lo que habla, por lo que opina, por sus convicciones y sus luchas, por su ejemplo. Talento y esfuerzo que en ella se combinan con particular brillo y eso es lo que ha sido reconocido tantas veces en las críticas literarias, en los premios ganados y en la opinión de la gente. Bueno, respecto de la opinión de la gente todavía hay deudas. Lo más probable es que si preguntamos en una plaza cualquiera quién es Carmen Berenguer, la ignorancia superlativa de los chilenos con respecto a nuestra poesía muestre su peor y más verdadero rostro. Si lo consultamos a nuestros jóvenes estudiantes secundarios en una marcha cualquiera, nos mirarán como seres de otro planeta: ¿habiendo tantos problemas en la educación y venir a preguntarnos por esa tal Carmen Beren...cuánto?

¡Viva septiembre, viva la cueca brava!


La Cueca Brava es un estilo de baile que algunos homologan al tango, al vals peruano o al flamenco, por pertenecer a esas expresiones musicales populares urbanas, emergidas a la sombra de la sociedad industrial, en los barrios bajos durante la primera mitad del siglo XX, en los ambientes herederos de las antiguas chinganas, como lo eran los prostíbulos y las cantinas. Es una cueca que nace de la marginalidad, de los rotos, y se introduce durante los años sesenta para diferenciarse de la Cueca Chora, cultivada por Roberto Parra y bautizada por él en su LP Las cuecas choras del Tío Roberto, aunque en cuanto a sus componentes constituyen el mismo estilo. 

jueves, 11 de septiembre de 2008

Celebrando a Chile

Mi Chile cambia en septiembre, las calles empiezan a engalanarse con el pabellón tricolor, en los pueblos, los vecinos pintan sus casas y en las escuelas los niños bailan emocionados las distintas danzas folklóricas que de tan diversas raíces se distribuyen por el territorio nacional. Desde las danzas nortinas, que compartimos con Perú y Bolivia, hasta las de fuerte raíz española en Chiloé, pasando por las de tradición huasa en la zona central, las de origen mapuche en la Araucanía, las de aires maoríes en Isla de Pascua y, últimamente, versiones chilenizadas y ya plenamente integradas a nuestro folklore como las provenientes de México, Colombia y Cuba (rancheras, cumbias y guarachas, respectivamente). A mis hijas, por ejemplo, este año les tocó nuestro baile nacional, la cueca, a Helein y Lissette y una danza chilota, a Gisselle. 

miércoles, 10 de septiembre de 2008

El jardín de los siete crepúsculos, de Miquel de Palol y Muntanyola



Esta novela, que en el pasado obtuvo el Premio Nacional de Literatura Catalana y fue traducida al castellano por Celina Alegre para Anagrama, se estructura a través de un relato fragmentado en múltiples narradores que se van conteniendo unos dentro de otros, como en cajas chinas o muñecas rusas. El jardín de los siete crepúsculos es, por lo tanto, una sucesión de relatos que se encadenan y contienen otros relatos, que contienen otros relatos, la técnica de generar una obra única, a partir de muchos cuentos distintos es muy antigua, ya la encontramos en obras fundamentales como en el anónimo Las mil y una noches, El Conde Lucanor, de Juan Manuel o El Decamerón, de Bocacio.