lunes, 19 de junio de 2006

Han sido días difíciles en Santiago de Chile. Los problemas habituales se volvieron imposibles al lado del gran problema que nos ha tenido corriendo las últimas dos semanas: los pingüinos despertaron, se tomaron las calles y pusieron en el tapete el gran problema de nuestro país: la educación.

La verdad es que todo se inició hace casi un mes, los estudiantes reclamaban —con justicia— por la decreciente calidad de nuestra educación pública, todo ello bien aderezado con exigencias cotidianas como la gratuidad en la Prueba de Selección Universitaria y del pasaje en la locomoción colectiva. Hay que reconocer que estas exigencias tienen varios años, pero esta vez supieron exponerlas con peculiar fuerza.

jueves, 1 de junio de 2006

¡Atención pecadores, se nos acaba el Limbo!



Con una mezcla de estupor, espanto e indignación me he impuesto, a través del excelente suplemento literario Ñ de El Clarín de Argentina, que mi tocayo Benedicto XVI planea eliminar de un golpe el Limbo. Para ello, ha nombrado una comisión que se encargará de redactar su abolición.

Efectivamente, tal como lo leen. El Limbo, ese lugar hermoso al que íbamos a ir con toda certeza mi amigo Carlos Duarte, el suscrito y seguramente varios habitantes de la Tierra de Letras. Ese lugar donde se vive eternamente feliz, con una felicidad natural, porque el Buen Dios no admite que contemplen su rostro los que viven en el Limbo, pues aunque fueron buenos, no alcanzaron la gracia de la Redención y no podrán ganarla tampoco como sus aventajados compatriotas del Purgatorio que, aunque sufrientes, saben que van a por la gloria.