Juana Azurduy fue una de las libertadoras de América, heroína de la independencia del Alto Perú, que llegó a ser teniente coronel del ejército argentino, una de las primeras mujeres del mundo en obtener ese rango militar.
Cuando Juana Azurduy nació, en 1780, la rebelión anticolonial iniciada por Tupac Amaru II para independizarse de España ya se expandía por la futura Bolivia y el resto de Hispanoamérica. Huérfana a los doce años, Juana entró al Convento de Santa Teresa de Chuquisaca para convertirse en monja, pero su espíritu activo le impidió consagrarse a Dios y fue expulsada.
En 1805 conoció al entonces estudiante de Derecho Manuel Ascencio Padilla, de quien aprendió las ideas republicanas, y la lucha por la libertad americana. Se casaron y juntos se sumaron a la Revolución de Chuquisaca, un levantamiento libertario que fue aplacado por las tropas realistas, pero que fue clave en la revitalización del movimiento de independencia hispanoamericano. El matrimonio no dudó en unirse a los ejércitos populares, donde Juana, a pesar de que muchas veces estaba embarazada —tuvo cinco hijos—, comenzó a desarrollar una impecable técnica de combate con el sable, que la hizo destacar en las múltiples batallas en las que participó.
En 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar del Norte, cuerpo militar argentino bajo el mando del general Manuel Belgrano, con el objetivo de liberar el Alto Perú, hoy llamado Bolivia. Padilla y Azurduy lograron reclutar una milicia de diez mil soldados, con quienes enfrentaron distintas batallas que contribuyeron a la independencia de Perú y Bolivia.
En 1816 su marido fue capturado, por lo que Juana, al mando de doscientos jinetes, entre los que había mujeres indígenas, mestizas y criollas, fue a rescatarlo de las tropas españolas. Por su valentía, el mismo general Belgrano le regaló un sable en honor a su compromiso con la independencia y en el mismo acto fue ascendida a teniente coronel.
A pesar de que Bolivia se independizó en 1825, Juana no pudo recuperar sus bienes confiscados al principio de la guerra. Luego que su marido muriera intentando rescatarla cuando estaba herida y apresada en la Batalla de la Laguna. Juana Azurduy pasó sus últimos años de vida en la provincia de Jujuy, viviendo en la miseria.
Aun cuando el Libertador Simón Bolívar la visitó, le dio una pensión vitalicia (que poco tiempo después el gobierno boliviano le quitó) y le otorgó el grado de coronel por los servicios prestados a la libertad de América, Juana fue enterrada en una fosa común. Casi un siglo después, su cuerpo fue exhumado y pasó a un mausoleo en Sucre, donde fue homenajeada por los presidentes de Argentina y Bolivia.
En 2009 el ejército argentino la ascendió al grado de Generala y el ejército de Bolivia le entregó el grado de Mariscal. En Argentina y Bolivia hay muchas estatuas en su honor, se ha filmado una película con la historia de su vida y en Chile, una de las canciones más conocidas del grupo Illapu recuerda su valiente y valiosa vida entregada por la independencia de América.
III Presentación de Power point:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.