miércoles, 26 de junio de 2024

Las rutinas de pensamiento en el aula

 

Desde hace aproximadamente un lustro y de manera cada vez más creciente se están utilizando en nuestras aulas las rutinas de pensamiento, que son estrategias pr´scticas y de fácil aplicación que permiten visibilizar el pensamiento de los estudiantes y, por lo tanto, son un apoyo eficaz para externalizar el pensamiento en el aula y permitiendo que los estudiantes puedan profundizar en su razonamiento y con ello, alcanzar un mayor dominio sobre él.

Estas rutinas surgieron de la línea de investigación denominada Pensamiento visible, que forma parte del Proyecto Zero de Harvard Graduate School of Education. Este proyecto se centra en la exploración respecto de cómo cultivar el pensamiento en los contextos escolares y, a partir de ello, propone un conjunto de estrategias sencillas llamadas Rutinas de pensamiento, que pueden ser fácilmente utilizada por los docentes en el aula. 

Estas rutinas tienen como propósito promover el pensamiento de forma escalonada, ofreciendo estructuras para que los estudiantes "puedan hacer visible su pensamiento, reflexionar y analizar ideas complejas, y desarrollar la metacognición" (Ritchhart et al., 2014).

Este enfoque permite ubicar al estudiante en el centro del proceso educativo, pues sostiene que el aprendizaje ocurre como resultado del pensamiento y de encontrarle sentido a lo que estudiamos. Por consiguiente, insta a los profesores a apoyar a sus estudiantes y estimular estos procesos de pensamiento, buscando que las ideas más importantes del curriculum se vuelvan más interesantes y cercanas para ellos, al tiempo que reconozcan que sean capaces de reconocer su complejidad e importancia, para construir aprendizajes significativos. De esta forma se destacan dos aspectos esenciales de promover en el aula:

1. Crear oportunidades para pensar y

2. Hacer visible dicho pensamiento.

Estas rutinas de pensamiento pueden ser vistas como estructuras, procedimientos o patrones de acción, que se basan en un conjunto de preguntas o una secuencia de pasos, y se pueden utilizar para apalancar y apoyar el pensamiento de los estudiantes, y dando estructura a las necesarias conversaciones en el aula. 

Dichas rutinas pueden aplicarse de forma individual o en grupo, en todos los distintos niveles de enseñanza y en todas  asignaturas, y si se practican con frecuencia y regularidad, pueden convertirse en el modo natural de pensar y operar en las clases en el aula. Para comprender cómo funcionan las rutinas de pensamiento, cómo se pueden integrar en las actividades de aprendizaje, e incluso cómo crear rutinas propias, conviene verlas desde tres perspectivas:

1. Como herramientas: Cada rutina de pensamiento puede ser vista como una herramienta para promover uno o más estilos de pensamiento. Por consiguiente, como docentes debemos identificar el tipo de pensamiento que queremos promover en los estudiantes, y luego seleccionar una rutina específica que nos permita incentivarlo.

2. Como estructuras: Los pasos de las rutinas de pensamiento actúan como un andamiaje natural que lleva a los estudiantes a niveles cada vez más altos y sofisticados de pensamiento. En las rutinas, los pasos siguen una progresión natural, en donde cada etapa construye, afianza  y amplía el pensamiento sobre una idea anterior. De esta forma, el objetivo no es simplemente completar un paso para pasar al siguiente, sino que se busca utilizar el pensamiento que surge en cada uno de ellos en los siguientes pasos. 

3, Como patrones de comportamiento: Las rutinas de pensamiento contribuyen a la creación de guiones o patrones de comportamiento socialmente compartidos, que, si se usan con regularidad, pueden convertirse en parte permanente del trabajo en el aula. Para enseñar a pensar, los docentes pueden desarrollar rutinas que es factible usar una y otra vez con los estudiantes, convirtiéndose en el modo natural de pensar y operar los contenidos, lo que estimula a que puedan usarlas cada vez de manera más autónoma.

En sucesivos artículos iremos entregando distintas rutinas de pensamiento. Hoy iniciamos con una de las más conocidas y fáciles de implementar:

Veo, pienso y me pregunto

Esta rutina favorece el desarrollo de la curiosidad, la capacidad de exploración y la creatividad. Pasos a seguir Mostrar una imagen o texto vinculado al contenido de alguna asignatura. 

a) Invitar a los estudiantes a observar la imagen o el texto y anotar lo siguiente: 

- Lo que ve: escribir lo que ve (sin interpretaciones). 

- Lo que piensa: anotar las ideas que le surgen a partir de la imagen o texto. 

- Las preguntas que se le vienen a la mente ante la imagen o texto. 

Pueden entregarse una plantilla, como la que se muestra en la imagen, para que los estudiantes anoten sus respuestas. Luego de que cada estudiante responda la plantilla, se les puede invitar a una puesta en común, en la que comenten sus respuestas, contrastando distintos puntos de vista e identificando aspectos comunes, con los que se puede introducir el contenido. Otra alternativa es realizar un trabajo en duplas, pidiendo a los estudiantes que intercambien sus plantillas con el compañero/a de al lado, y que luego contrasten sus visiones.

Adaptación de Incorporando rutinas de pensamiento al aula, de Fundación Luksic

prof. Benedicto González Vargas

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