sábado, 31 de marzo de 2018

Lo fantástico en la poesía

Hace algunos días leí el interesante texto de Óscar Hahn que presentó durante su incorporación a la Academia Chilena en diciembre de 2011. En dicho texto, que puede leerse aquí, plantea  su discrepancia con el teórico búlgaro Tzvetan Todorov, en el sentido de que la poesía no admite la creación de mundos, y que su base es el lenguaje figurado y metafórico y muchos menos que dichos mundos correspondan al  fantástico. Hahn, en una acertada réplica al famoso académico, dice que: 

   "Los planteamientos de Todorov no me parecen convincentes.Están basados en premisas arbitrarias y no toman en cuenta otros factores que habría que considerar. Cierto, el discurso poético es a menudo figurado, pero el despliegue de figuras retóricas no es una condición sine qua non de la poesía. Por otra parte, la poesía también puede representar y fundar mundos, por muy subjetivos y alienados que parezcan."

En lo personal, concuerdo plenamente con el  comentario de Óscar Hahn y creo que la poesía, al igual que cualquier otro género literario de ficción, puede crear mundos y que lo fantástico tiene un lugar en dicha creación. Podrá argumentarse que son pocos los poemas de corte fantástico, pero la existencia de aunque sea uno solo de ellos, invalida  la propuesta de Todorov. Hahn no se queda solo en el argumento, también plantea algunos ejemplos para respaldar su tesis. En primer término, menciona el poema "Nocturno III" de José Asunción Silva, donde claramente la atmósfera del poema es fantástica, fantasmagórica, específicamente. Lo dejo acá en su versión completa:

Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de älas,
una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
muda y pálida
como si un presentimiento de amarguras infinitas,
hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
por la senda que atraviesa la llanura florecida
caminabas,
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
y tu sombra
fina y lángida
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban.
Y eran una
y eran una
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!

Esta noche
solo, el alma
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,
separado de ti misma, por la sombra, por el tiempo y la distancia,
por el infinito negro,
donde nuestra voz no alcanza,
solo y mudo
por la senda caminaba,
y se oían los ladridos de los perros a la luna,
a la luna pálida
y el chillido
de las ranas,
sentí frío, era el frío que tenían en la alcoba
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
¡entre las blancuras níveas
de las mortüorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada...

Y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola,
iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!
Y tu sombra esbelta y ágil
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella,
se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!
Quién puede negar que en este poema no solo se configura un mundo literario, sino que, además, dicho mundo es de carácter fantástico, pues más allá del lenguaje poético y del sentido figurado, lo que tenemos acá es la auténtica presencia de un fantasma que interactúa vitalmente con el hablante lírico, irrumpiendo desde el ignoto más allá, al mundo cotidiano, requisito que el propio Todorov propone para configurar lo fantástico.

Ricardo Espinoza Solari, un académico chileno, en su estudio  Literatura fantástica y poesía chilena. Lo fantástico postmoderno en Jaime Quezada y Óscar Hahn (puede verlo aquí) propone dos ejemplos más de poemas con mundo fantástico, el primero es de Jaime Quezada y se titula "Solitario".

Alguien toca los vidrios de la ventana
Yo estoy desnudo escribiendo una carta
A un amigo muerto hace un montón de años
Me asomo a la ventana y no hay nadie
Sólo un gato camina por el muro vecino
Debe ser el viento digo
Vuelvo a sentarme a la máquina
Alguien ha borrado lo que yo había escrito
Se nota claramente que lo han borrado
Quién diablos ha hecho esto
Abro el closet
Busco debajo de la cama
Muevo la mesa
Debo estar viendo visiones
Hace tres días que no como
Empiezo de nuevo a escribir la carta
Le cuento lo difícil que está la vida
Que sería bueno pensar en un viaje
Ahora mueven la puerta
Alguien da golpes con la aldaba
Pregunto que quién es
Nadie responde
Mi cuerpo se pone carne de gallina
Disimulo tener valor y abro la puerta
Adelante digo bondadosamente
No entra nadie
Debo estar loco
Estoy perdiendo el juicio
Me hace falta una mujer
Haré pedazos esta carta
Retiro el papel de la máquina
Apago la luz
Dudo si masturbarme o rezar
En ese momento me acuerdo de una película en la T.V.
Enciendo el televisor
Mañana escribiré la carta.
Otra vez tenemos a lo sobrenatural entronizándose en el mundo cotidiano, el hablante lírico, como iniciando una suerte de conjuro, escribe a máquina una carta a un amigo muerto, luego se levanta un instante para mirar por la ventana y alguien ha borrado dicha carta (yo habría dicho "algo"), el temor se apodera del hablante. Luego golpean a la puerta, no hay nadie...¿no les parece, acaso, un estupendo asunto para un cuento de terror? Otra vez mundo fantástico. Otra vez Todorov se ha quedado corto.

Espinoza Solari propone un nuevo ejemplo, se trata del poema "Nacimiento del fantasma" de Óscar Hahn:


Entré en la sala de baño cubierto con la sábana de arriba


Dibujé tu nombre en el espejo brumoso por el vapor de la ducha


Salí de la sala de baño y miré nuestra cama vacía


Entonces sopló un viento terrible y se volaron las líneas de mis manos las manos de mi cuerpo y mi cuerpo entero aún tibio de ti


Ahora soy la sábana ambulante el fantasma recién nacido que te busca de dormitorio en dormitorio.
Acá el hablante lírico nos comparte cómo él mismo se ha transformado en fantasma luego de invocar (y convocar) a la amada al escribirlo en el espejo empañado por el vapor del agua caliente. Reconozco que no es tan tétrico como los dos ejemplos anteriores, pero qué duda cabe de que su configuración de mundo es fantástica.

Y, por supuesto, no puedo dejar esta breve antología de muestra sin aportar yo mismo otro poema fantástico, al preparar este breve post recordé "el mensajero" de H. P. Lovecraft, dice así:

 La Cosa, dijo él, por la noche vendría,
Desde el viejo camposanto sobre la colina,
Agachado frente al rubor de un fuego de robles
Traté de decirme que aquello no podía ser.
Seguramente, reflexioné, esto es una burla,
Urdida por alguien que desconoce sin dudas
El Signo Mayor, legado de antigua solemnidad,
Que libera las formas que hurgan en la oscuridad.

Él no quiso afirmarlo, no, pero igual encendí
Otra lámpara, mientras el estrellado Leo
Remontaba el río, la llama chispeó como un deseo,
Y la luz de la lumbre se deshizo, lento, muy lento.
¡Entonces en la puerta, de la cautelosa agitación vino,
Y la Verdad demencial me devoró como una llama!
Creo que estos cuatro ejemplos ya no solo constituyen excepciones, sino que son una muestra contundente de la poesía fantástica, desmienten completamente a Todorov, aunque voy a hacerle un guiño al académico búlgaro, los ejemplos encontrados (incluidos los que no incorporé a este post), corresponden todos a poemas de actitud enunciativa, que es la más cercana a la narración, pero ¡ojo, sigue siendo poesía!

De hecho, me gustó tanto este tema, que voy a preparar una antología de poesía fantástica, no se cuándo, pero ya la idea, me seduce.

Saludos afectuosos!

prof. Benedicto González Vargas

(Gracias por pinchar la publicidad en este blog)

 



 

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