martes, 2 de octubre de 2018

Perlas del pensamiento: Edward Mc Kendree Bounds

E. M. Bounds - El Predicador y la OraciónEdward McKendree Bounds, nació en Shelbyville, Missouri, el 15 de abril de 1835. Fue un destacado pastor metodista episcopal, quien alcanzaría fama mundial gracias a sus pensamientos y escritos sobre la oración. El legado espiritual en sus manuscritos, que luego fueron recopilados por un pastor amigo suyo,  provocaron que fueran publicados en forma póstuma siete años después de su muerte. Si quienes conocieron a Bounds se sintieron motivados por su espiritualidad, la obra impresa ha inspirando a multitudes de creyentes  a reflexionar respecto de la oración y a su impacto en la vida personal de cada persona. 


Para los creyentes cristianos, de cualquier corriente, católica, protestante o, incluso, gnóstica, es un autor imperdible.

1. “La predicación no es la obra de una hora, sino la manifestación de una vida… Se necesitan veinte años para hacer un sermón porque se necesita veinte años para hacer al hombre. Y el sermón crece, porque el hombre crece. Es poderoso, porque el hombre es poderoso; es santo porque el hombre es santo y está lleno de la unción divina, porque el hombre esta lleno de la unción divina.”

2. “Un sermón no puede dar más vida que la que tiene el hombre que lo produce. Por ello, los hombres muertos dan sermones muertos, y los sermones muertos matan. Todo depende del carácter espiritual del predicador…El predicador debe personificar el Evangelio”.

3. “Los predicadores no son, en definitiva, hacedores de sermones, sino hacedores de hombres, de santos… y solo estará bien ejercitado para este trabajo quien se haya hecho a sí mismo un hombre y un santo. No son los talentos, ni la erudición lo que Dios quiere de los predicadores, sino que sean hombres grandes en santidad, grandes en fe, en amor y en fidelidad… de ahí que la instrucción de los doce discípulos fuera la grande, difícil y paciente labor de Cristo.”

4. “Pero el gran secreto, para conseguir tan altos ideales es uno y nada más: la oración. Si, un hombre que predica debe de ser un hombre de oración, ya que ésta es el arma más poderosa del predicador; una fuerza omnipotente en si misma, que da vida a todo…”

5. ” un hombre de Dios no nace, sino que se hace en la cámara secreta de la comunión y de la devoción privada. Su vida y sus profundas convicciones nacen de su comunión secreta con Dios. Igualmente en la opresión y agonía llorosa de su espíritu ante Dios, sus más importantes y más dulces mensajes fueron adquiridos y hechos en la cámara secreta. Resumiendo, la oración hace al hombre, la oración hace al predicador, la oración hace al pastor.”

6. “Cualquier Iglesia que se llame Casa de Dios y que no dé a la oración un lugar prominente en sus actividades y que no enseñe las grandes lecciones que la Escritura contiene sobre ella, debería ajustarse inmediatamente al patrón y guía divina o cambiar el nombre de su edificio.”

7. “y leían en el libro de la Ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura” (Neh. 8:8) He aquí la definición escritural de la predicación: leer la Palabra de Dios de modo que la gente pueda oír y entender las palabras, no desviándonos de su contenido. Esta es la clase de predicación que necesitamos hoy día, una predicación clara y expositora, para que la Palabra de Dios pueda tener efecto en los corazones. Es cierto que la predicación tópica, polémica, histórica y otras formas de sermones tienen sus usos en determinados momentos. Pero la predicación expositora, aquella que nos da a entender claramente el contenido de la Palabra de Dios, es la numero uno por excelencia. Sin embargo, para lograr un fin exitoso, el predicador necesita ser un hombre de oración. Por cada hora que pase estudiando su mensaje, deberá estar dos horas de rodillas en oración. Por cada hora que dedique a un pasaje oscuro de la Escritura, habrá de estar dos a solas con su Señor. Y es que la oración y la predicación no pueden permanecer separadas…”

8. ” se necesita una escuela para enseñar a los predicadores como orar, más que todas las escuelas teológicas juntas.”

9. “Los predicadores que son grandes pensadores y grandes estudiantes debieran, sobre todo, ser los más grandes hombres de oración, o si no, serán los mas grandes apóstatas, profesionales sin corazón, racionalistas, menor que el último de todos los predicadores en la estima de Dios.”

10. “El carácter de nuestra oración determinará el carácter de nuestra predicación. Esto es, oración ligera hará predicación ligera, mientras que una oración fuerte hará fuerte la predicación.”

11. “El predicador debe de ser preeminentemente un hombre de oración; su corazón tiene que graduarse en la escuela de oración. En todo ministerio importante para bien, la oración ha sido siempre una ocupación seria. Ninguna erudición puede suplir la falta de oración. Ningún celo, ni diligencia, ni estudio, ni dones, suplirán su necesidad…”

12. “Hablar a los hombres acerca de Dios es una gran cosa, pero hablar a Dios acerca de los hombres es aun más grande. Nunca hablará bien y con éxito verdadero a los hombres sobre Dios, quien no haya aprendido bien a hablar a Dios acerca de los hombres.”

13. “Podemos excusar la pobreza espiritual de nuestra predicación de muchas maneras, pero el verdadero problema se encontrará en la falta de urgente oración en presencia de Dios y en el poder del Espíritu Santo.”

14. “Y así es como llegamos a uno de los clamorosos males de estos tiempos: la ausencia de la oración; o la poca oración, quizás esto último sea peor que no orar… porque orar poco es fingir, un salvoconducto para la conciencia y, lo que es peor, una farsa y un engaño para nosotros mismos.”

15. “Pues es cierto que quien desperdicia la oportunidad y frescura de las primeras horas de la mañana en otras ocupaciones, que en buscar a Dios, hará poco progreso buscándole el resto del día… Si Dios no es lo primero en nuestros pensamientos mañaneros, estará en el último lugar durante el día.”

16. “Nuestra pereza en seguir a Dios es, en definitiva, nuestro clamoroso pecado. Los hijos de este mundo son más sabios que nosotros, pues al menos ellos están sobre sus asuntos temprano y tarde. Mientras que nosotros no buscamos a Dios con ardor y diligencia. Finalmente, ningún hombre alcanza a Dios si no sigue aprisa tras Él, y ninguna alma sigue aprisa a Dios si no le sigue desde muy de mañana…”

17. “Sólo el buen pastor con el corazón bondadoso bendecirá a la oveja, a la medida de su responsabilidad como pastor. Pero, ¿Qué es un “corazón bondadoso”? un corazón preparado, lo cual es mucho mejor que un sermón preparado (pues un corazón preparado hará un sermón preparado). Volúmenes enteros han sido escritos sosteniendo el mecanismo y el gusto de hacer un sermón, hasta que hemos llegado a estar poseídos por la idea de que este andamio es la construcción. El joven predicador ha sido enseñado a colocar toda su fuerza en la forma y hermosura de su sermón como un producto calculado e intelectual. Hemos, por este medio, cultivado un gusto vicioso entre el pueblo, levantando el clamor por un talento en lugar de gracia, elocuencia en lugar de piedad, retórica en lugar de revelación, reputación y brillo en lugar de santidad. Por ello, hemos perdido la verdadera idea y poder de la predicación, hemos perdido la punzante convicción de pecado, la rica experiencia y el elevado carácter cristiano y la autoridad sobre las conciencias que siempre resulta de la predicación genuina.”

18. “Uno de los más serios y más populares errores del púlpito moderno, es poner más del pensamiento que de la oración, y más de la cabeza que del corazón.”

19. “¿Cómo puede un hombre predicar si no ha conseguido su mensaje fresco de Dios en la cámara secreta? ¿Cómo puede predicar si no tiene su fe avivada, su visión lúcida y su corazón caldeado por su estrecha unión con Dios? ¡Ay del púlpito cuyos labios no son tocados por esta llama de la cámara secreta! Árido y sin unción será siempre y las verdades divinas nunca vendrían con poder de semejantes labios.”

20. “El infierno se ha ensanchado, y se han llenado sus horrorosas cavernas en presencia del servicio muerto de una iglesia falta de oración.”

21. “Orad sin cesar” (1 Ts. 5:17) es la ultima llamada del clarín para los predicadores de este siglo. Solo entonces, el siglo siguiente encontrará un nuevo Cielo y una nueva Tierra; porque el Cielo y la Tierra viejos y corruptos pasarán bajo un ministerio de oración intercesora por el mundo…”

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