viernes, 7 de mayo de 2004

Shakespeare nunca lo hizo, de Charles Bukowski

En la primavera de 1978, el escritor norteamericano Charles Bukowski (1920 - 1994) fue invitado por sus editores europeos para dar entrevistas y recitales poéticos en Francia y Alemania. Aunque era bastante conocido en su patria, fue lejos de ella donde descubrió que era objeto de culto para parte de la juventud europea. escándalos televisivos, lectura de poemas, noches de borrachera y amistad y visitas a su casa de infancia en Andernach fueron registrados posteriormente en este volumen autobiográfico, publicado originalmente en 1979 y hace poco por primera vez en castellano.


Como en sus libros de cuentos y novelas, nada extraordinario sucede aquí, sino simplemente las cosas cotidianas que les ocurren a un escritor que desdeñó profundamente el éxito y el reconocimiento, y que se sentía más feliz bebiendo, solo o acompañado, que escuchando ponencias respecto de su literatura. Fue en este viaje cuando produjo el memorable alboroto en el programa televisivo francés "Apóstrofe": Bukowski llegó borracho, manoseó a otra invitada estelar y soltó su primera declaración:"Conozco a muchos escritores norteamericanos importantes a los que les gustaría estar en este programa. Para mí, no significa gran cosa". El moderador Pivot intentó hacerlo callar, Bukowski le arrebató el micrófono, habló otro poco y se retiró indignado del estudio. Con su aparición ocurrió lo mismo que con su literatura, la mitad deseó extrangularlo y la otra admiró fervorosamente su condición de "maldito y marginal".

Shakespeare nunca lo hizo no es un libro muy especial: vale por esa mirada que confirma el universo narrativo del autor, esa escritura sin pudores, brutal, con grandes dosis de ironía y humor, que representó a legiones de marginales y desencantados; alguien que no teme enfrentar su alcoholismo, su nihilismo y su origen proletario, un anti intelectual al que le carga Mailer, Burroughs y Faulkner. Aquí, al igual que en la mayoría de sus relatos, todo gira sobre el mismo asunto: experiencias simples y desesperantes de protagonistas, juegan a las carreras de caballos, pierden, ganan, son expulsados de su habitación.

Sus cuentos, novelas o poemas muestran la cara más sórdida, desesperada y gris de la ciudad contemporánea, el reverso de un Los Ángeles turístico y luminoso, la vida despersonalizada de gente que se encadena a vivir económicamente. Al igual que en aquella visión, estas memorias de viaje también se presenta otra realidad: la de un escritor al que tampoco le importa el reconocimiento por su obra ni se complace por los homenajes. Incluso aquí cuenta que en el recital que dio en Alemania, él mismo alentó a un par de estudiantes para que continuarán agrediéndolo verbalmente, porque consideraba que aquello era parte de la reunión y no solamente el valor de su poesía.

El desordenado y atrabiliario relato por Europa incluye observaciones interesantes.respecto de su propia "estética" y opciones respecto de la vida y la literatura: "Todo aquello que le interesa a la mayoría de la gente, a mí me deja completamente indiferente; bailes en sociedad, ir al zoológico, picnics, películas, planetarios, ver la tele, partidos de béisbol, ir a funerales, bodas, museos, rallies, manifestaciones, teatro infantil, teatro para adultos...No me interesan las playas, la Natación, el Esquí, las Navidades, el Año Nuevo, el 4 de julio, la música rock, la historia del mundo...¿Cómo puede una persona que no está interesada en casi nada, escribir sobre algo? Bueno, yo lo hago. Escribo y escribo sobre todo el resto: un perro perdido caminando calle abajo, una mujer que asesina a su marido, los pensamientos y sentimientos de un violador mientras le pega un bocado a una hamburguesa; la vida en la fábrica, la vida en las calles y en las habitaciones de los pobres y los mutilados y los locos, mierda como ésta, escribo mucha mierda como ésta..."

Shakespeare nunca lo hizo completa de manera original y eficaz la literatura del autor (La máquina de follar, Escritos de un viejo indecente, Música de cañerías, Se busca una mujer, Cartero, Factotum, Mujeres, La senda del perdedor, Hollywood, Pulp y para nada contradice o desmiente su literatura que instintivamente se propuso reproducir el latido de la gente. "Intentando decir las cosas de la manera que a mí me parecía que debían decirse lo que sucedía expresado de una manera sencilla. Millones de hombres y mujeres que enloquecen y son asesinados centímetro a centímetro cada día. Aquel era el mundo real". El volumen es complementado por decenas de fotografías -nada de turísticas, por cierto- de su peregrinaje europeo, un especial obsequio para los devotos seguidores del escritor norteamericano.

Juan Andrés Piña, Revista de Libros, El Mercurio, 4 de septiembre de 1999. 
Título original: "Seguir siendo él mismo".


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