(por Pedro Gandolfo)
Además de una bibliografía general completa y al día de cerca de 330 títulos, al término de cada capítulo Coetzee añade enjundiosas notas explicativas que no se limitan a meras referencias bibliográficas. Se trata, pues, de un grupo de ensayos que son resultado de una investigación importante y sostenida que guardan entre sí un sentido unitario ostensible.
De entrada nos advierte: "Los ensayos aquí recogidos constituyen una tentativade comprender una pasión con la cual no tengo ninguna afinidad intuitiva, la pasión que se expresa en actos de silenciamiento y censura". Así una parte importante de este libro, casi central, es la búsqueda del punto de vista o, mejor dicho, de la posición, que sin ser exterior al debate entre el censor y el escritor (Coetzee opta por no distinguir entre lo políticamente indeseable y lo moralmente repugnante), elude lo que él denomina "la lógica de la rivalidad", lógica que puede asimilar, en cierto modo, a ambos. Coetzee cree que es preciso tomar en serio las razones del censor y, a la vez, oponer a ellas una crítica erasmista, en el sentido de que es una crítica insegura, aunque no vacilante. El capítulo 5, "Erasmo, locura y rivalidad", ofrece una original interpretación del pensamiento de Erasmo, en particular de su Elogio de la estupidez (de la locura, según la traducción mayoritaria), pensamiento al cual se aproxima desde la obra de Jacques Derrida, Miche Fucault y, de manera especial, de René Girard y su concepción de la violencia mimética. Es el espíritu de erasmo, que se resiste a la interpretación y a adoptar una facción , quien proporciona aquella posición que no es una posición, en la cual uno sabe sin saber, desarmándose prudentemente por adelantado, evitando el juego del poder, evitando la rivalidad política.
El antecedente del acto punitivo de la censura es la ofensa y la indignación. La clave es tratar de desentrañar por qué se ofenden los poderosos y cómo, al reconocer el estado mental de ofensa, se asume una debilidad frente al subordinado que puede dar lugar a la censura. Coetsee es penetrante y fino en el análisis de la sicología del censor, muy honesto y erudito en examinar las razones conservadoras a favor de la censura, los argumentos clásicos liberales en su contra y las nuevas argumentaciones que, por ejemplo, desde el feminismo, se exponen para limitar la libertad de expresión. Siempre agota al máximo las posibilidades de cada una de ellas y despliega una enorme capacidad -propia de su genio de escritor- de ponerse en el lugar del otro.
Resultan particularmente interesantes los ensayos que dedica a Osip Mandelstam y la "Oda a Stalin", a la polémica que Alexander Solzhenitsin mantuvo con el estado soviético, a la poesía del polaco Zbigniew Herbert y la figura del censor, y al escritor y poeta sudafricano Breyten Breytenbach. En ellos, Coetzee, con su conocido equilibrio de parquedad y elegancia, aborda la figura del censor interior, del lector gemelo y las complejas consecuencias que para la riqueza y comprensión del lenguaje y los recursos literarios (la alegoría, la ironía, el lenguaje esópico) puede tener un régimen permanente de censura.
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