jueves, 30 de noviembre de 2023

De Salgari a Lezama Lima

 

(por Alfredo Prior)

Me cayeron como un mazazo del Congo, las Impresiones de África, de Raymond Roussel. De allí al Locus solus, había solo un paso. 

El fiord, de Osvaldo Lamborghini despertó en mí lo que estaba dormido (todavía estoy dormido).

¡Sandokán! ¡Sandokán! Los tigres de Monpracén rasguñaron mis entrañas. ¿Grande, Salgari? Verne no le llega ni a los vernes. Prefiero ese estilo grandilocuente, salvaje e itálico de Salgari.

De allí nos vamos por pasillos que son pasitos  a T. S. Eliot y La tierra baldía y ese verso que funde en la pared el olor de los churrascos. Hubo unos buenos aires por allá por los ochenta y se llamaba Aira: Ema, La cautiva (Moreira que era anterior, cuando aún seguía dormido, el Canto castrato, tan castrato que me impidió leer su obra posterior. ¡Y esa novelita china!

Malgré las obras que no he leído: los Cantos pisanos de Ezra Pound (fundamentales para los que no la han leído o los que no han leído el Finegan's Wake de James Joyce). Y si queda pobretón lea a Hilario Ascasubi, a Lucio V. Mansilla, a Sarmiento que no indigesta, a pesar de lo que opine David Viñas.

Basta de pálidas. entonces recordemos El don, La dádiva de Vladimir Navokob. ¡Fuego!, ese oxímorón cumplido, combate, por suerte no del todo resuelto, entre narración y verso. ¡Mira a los arlequines, Ada! Viejo tramposo, me mantuvo en vilo que conocía todos sus trucos y perdiéndome en el borsh de sus astucias.

Al único escritor que leí completo  fue a Miasma Lezama Lima, quizás con la misma pasió que el eglógico Don Luis de Góngora. Allá lejos y hace tiempo, yo también tuve infancia, recuerdo no haber leído a Hudson, pero sí a Mark Twain: Un yanqui en la corte del rey Arturo y Tom Sawyer en el extranjero. Inolvidable la escena en que Tom y Huck discuten sobre los colores de los Estados Unidos.

Para despedirme, dejo estos versos, míos propios en versión portuguesa a manera de chivo expiatorio: Un elefante parado / en un dado de marfim. / A brisa sorri / non vigodes do leao. / Max se o destino da obra, / assim como a sonho, / é ser inconcluso, interminável. 

Publicado originalmente en Revista Ñ, Buenos Aires, el 25 de abril de 2009.

GRACIAS POR PINCHAR LA PUBLIDAD EN ESTE BLOG

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.