Desde el retorno a la democracia los chilenos
hemos escuchado a sucesivos gobiernos concertacionistas que habrá prioridad por
la cultura. En el caso específico del libro, hubo algún candidato, luego
presidente, que en su campaña prometió eliminar el IVA (1) a los libros. Por
supuesto que luego encontró muchas excusas para no hacerlo. Creo, en todo caso,
que no es el IVA lo que provoca los alarmantes niveles de no lectura en nuestro
país (una vueltecita por el ciberespacio revela que este es un problema
mundial). Creo que el problema pasa por una actitud ante la cultura, ante el
libro, que es visto por amplios sectores como una cosa aburrida y sin interés
comercial.
Hoy sería impensable para nuestros niños esperar ansiosos revistas
como Billiken y El Peneca, que tanto recuerda mi padre. Sin embargo debemos señalar
una obviedad enorme: para que haya lectores, debe haber escritores y como en
toda actividad humana, las personas requieren un cierto reconocimiento, un
estímulo, si no a nivel individual, al menos a nivel colectivo. Es el sano
orgullo de saber que uno se dedica a una actividad que para el país es
importante y que de ello se ocupan las máximas autoridades.
En 1972 una ley (2),
cuya intención ignoro, modificó las bases del Premio Nacional de Literatura y,
en uno de sus aspectos más nefastos, lo convirtió en un premio bienal. Los
sucesivos jurados del Premio fueron poco a poco estableciendo una tácita
alternancia entre narradores y poetas, que no está escrita en ninguna parte,
pero que se respeta. Este año nos corresponde, nuevamente, conocer quién será
el ganador, seguramente un narrador, ya que en 2004 el premio recayó en el
extraordinario poeta Armando Uribe.
Ha habido varios ministros y gentes
vinculadas a la economía, que han dicho que hay un problema de dinero para
volver a la anualidad del premio. Actualmente, el galardón conlleva un
reconocimiento de 12 millones de pesos y una pensión vitalicia de 600.000
mensuales. Una verdadera jubilación para los escritores.
La Revista de Libros
de El Mercurio, en un artículo reciente, propuso algo que concitaría gran
respaldo entre los escritores: Bajar el premio a seis millones, la renta
mensual a $300.000, pero volver a convertirlo en anual. Aunque la idea implique
desmejorar el justo reconocimiento a nuestros creadores. En todo caso, es una
idea responsable que viene del mundo de la cultura y que ojalá las autoridades
actuales puedan analizar. Otro hecho interesante y digno de meditar es
devolverle a la Sociedad de Escritores de Chile, SECH, su asiento en el jurado,
porque más allá de algunas polémicas intrascendentes en las que se ha visto
envuelta últimamente, es la institución gremial y cultural que agrupa a los
escritores chilenos y su lugar en el jurado nunca estuvo en duda desde sus
inicios.
No hay que seguir postergando a los escritores. Ya es suficiente con
la piratería, los bajos índices de lectura, el desconocimiento supino de
nuestros mayores talentos por parte de los escolares chilenos y otro largo
etcétera. Es la hora de devolverle al Premio Nacional de Literatura el valor y
el respeto que merece, en aras de nuestra cultura y en homenaje a nuestras
letras.
Nota:
(1). Impuesto al Valor Agregado. En Chile alcanza al 19% del valor del
producto.
(2). Muchos creen que esta Ley data del gobierno de Pinochet, pero la
Ley se aprobó en democracia, bajo el mandato de Allende. El Gobierno Militar la
aplicó porque estaba así estipulada y no encontró razones para modificarla.
publicado originalmente en mi columna en Ciudad
Letralia, en mayo de 2006.
Enviado por Ivan Seisdedos CICERONE el 10/04/2006 a las 08:10 AM
ResponderEliminarBenedicto: Tratas 3 temas, y quiero referirme a los 3. IVA A LOS LIBROS 1.- No es bueno ni eficiente crear la exención, aunque se justifica. Las imprentas no sólo imprimen libros, y los insumos son comunes. Sería imposible de fiscalizar. La rebaja en los precios al consumidor sería marginal (tendrían que absorber, como costo, el IVA de los insumos). Es más eficiente destinar el producto de impuesto a bibliotecas públicas (lo anunció Jorge Arrate, cuando era Ministro de Educación, no sé si se estará cumpliendo), o a auspiciar o subvencionar ediciones de libros de bolsillo (baratas) como las de la ex Editorial Quimantú. Si hay algo más grave que el analfavetismo, es el analfaberismo por desuso. PREMIO NACIONAL DE LITERATURA Concuerdo en que vuelva a ser anual, y sin rebaja. SECH Conozco más (y mejores) escritores fuera de la SECH que dentro de ella. Avanti, sempre avanti CICERONE
Enviado por prof. Benedicto González Vargas, el 10/04/2006 a las 01:50 PM
EliminarTienes razón en cuanto a lo del IVA. En mi artículo digo que no me parece que sea el culpable de la baja lectura. Igual que ati, tampoco me parece que eliminarlo sea la solución. Respecto de la SECH, siempre es bueno que en un jurado colegiado haya un representante de la entidad que pública y tradicionalmente representa a los escritores, lo que no obsta para que otros buenos poetas y narradores, puedan participar también en virtud a sus méritos. La SECH es una entidad seria y de respeto, más allá de los talentos que agrupa, porque en la consideración de ello hay mucho de subjetivo. Un abrazo, Benedicto Andrés
Enviado por Jorge Molina el 10/04/2006 a las 08:23 AM
ResponderEliminarHágase responsable, Profesor, no diga que un Presidente, diga el nombre del Presidente o candidato pero sea directo, ¿O tiene miedo? Usted como profesor, transmite lo que és, ademas de lo que sabe. Fraternalmente.
Enviado por Alejandra Godoy Haeberle el 10/04/2006 a las 01:24 PM
ResponderEliminarHola Benedicto, tanto tiempo. Encuentro super importante los puntos que señalas y claramente la mayoria de los escritores (con familia) no podrian vivir solo de lo que publican. Apenas lo podrian hacer con la pension vitalicia, aunque sea la bianual. En Chile somos pocos y leemos poco. Ni modo, como dicen los mexicanos. Pero al menos aquel que tuvo los meritos para ganarse el Premio Nacional deberia poder vivir de la pension. No se la pueden rebajar. Afectuosamente Alejandra
Enviado por Benedicto el 10/04/2006 a las 06:51 PM
EliminarEs cierto, en todo caso es rescatable la propuesta porque rompe el argumento que tienden a dar las autoridades económicas sobre este tema. El asunto del Premio Nacional de Literatura es una vieja aspiración de todos los escritores, a los que siempre se les ha prometido estudiar el caso, pero nunca se ha relizado ningún estudio serio al respecto. Un saludo cordial, Benedicto Andrés