Casi sin darnos cuenta estamos entregando a Uds. La segunda
edición de este poemario que es el fruto del esfuerzo, talento y dedicación de
nuestros alumnos. El año pasado, tímidamente, asomó en el horizonte escolar el
I Concurso Literario de Poesía, que tuvo más de cincuenta participantes. Este
año, con más de ciento treinta trabajos participando, el concurso adquirió un
nuevo rostro, un cierto aire que lo va convirtiendo en una tradición y en una
necesidad.
Lo bueno de generar tradiciones es que junto con ellas, se
crea identidad y compromiso. Restituir la tradición de creación literaria en el
Colegio, que tuvo en el pasado tanta importancia, es el objetivo fundamental de
este concurso, porque permite abrir puertas a nuestros alumnos. Permite
abrirles espacios de expresión artística que son siempre importantes para su
desarrollo y formación humana.
Sin embargo, lo más bello es que sin darnos cuenta, se ha
creado una necesidad. En efecto, como comprobarán en estas páginas, hay más de
algún alumno cuyo nombre se repite en las publicaciones de 2004 y 2005. Quienes
hemos tenido el privilegio de participar en la organización de este evento,
sabemos que los nombres que se repiten entre los participantes son muchos más.
Iniciamos la revisión de los poemas ganadores con el trabajo
de Micaela Moreno quien, desde su mirada de niña nos recuerda una verdad
irrefutable: la belleza está presente en todas partes, porque toda la Creación
es belleza, algo que, a veces, los mayores olvidamos.
Cristóbal Garrido, por su parte, nos invita a caminar, su
poema es un paseo por lugares conocidos y cotidianos, es un homenaje a la
sencillez y a la vida, que es siempre un camino que debemos recorrer.
Helein González Reinhardt, quien comparte el primer lugar en
su categoría, desde sus infantiles siete años va en una búsqueda del ritmo y la
armonía con su poema, la rima se asoma por sus versos plenos de alegría y optimismo.
Nicole Quezada, también ganadora del primer lugar en este
nivel es ya, para nosotros, una poeta consagrada. En 2004 también inscribió su
nombre en la nómina de triunfadores y este año nos presenta un hermoso poema en
que, convertida en cometa, navega por los espacios siderales derramando amor a
la humanidad.
Roberta Ávalos es otra consagrada. Este año traduce su
imaginación en versos y nos presenta un poema tan brillante y sencillo como las
estrellas,
David Galemiri, por su parte, hace gala de sus conocimientos
del mundo clásico, particularmente de la mitología griega, con un poema que es
todo un homenaje a la cultura eterna que está en la cuna de nuestra
civilización.
Aires botánicos tiene el poema de Margarita Rodríguez, pero
sobre todo demuestra la consciencia poética de su autora. Poema florido en
figuras literarias, donde las imágenes, comparaciones y metáforas tienen un
lugar destacado. Sin duda, un aporte.
El ganador de esta categoría Maximiliano Peña, nos comparte
con sus versos el íntimo diálogo de un joven que se asoma al amor, que tiene su
alma henchida de esperanzas, las que –como suele ocurrirnos en la vida– no
siempre se concretan, dejándonos una amargura y tristeza inolvidable.
Pablo Sánchez nos presenta una introspección personal en la
que descubre los enrevesados jeroglíficos del amor que busca un regazo donde
cobijarse y que, al no encontrarlo, produce una sensación de ahogo y dolor.
La vida es un permanente renacer, es la esperanza cierta de
la restitución de la belleza dormida en invierno. De eso nos habla “El Zorzal”, de Rodrigo Orellana en “hermoso
hablar”.
El poema de Claudio Daza tiene un mérito notable, se
encuentra en él una de las mejores metáforas de este concurso: “por debajo de la tierra seguiré hasta
alcanzar las flores que me esperan”. Bellas palabras que florecen
poéticamente desde el desengaño de un amor no correspondido.
Pamela Cartes quisiera transformarse en elemento para estar
permanentemente cerca de su amado, de esa fantasía de amor y pensamiento surge
su hermoso poema.
Brenda Castro, feliz ganadora de esta categoría, es también
una doble consagrada. Este año nos presentó un poema notable, en que la
abundancia de puntos suspensivos y el tono apostrófico que usa, le otorgan a
sus versos una levedad e intimidad que se convierte en susurro de poderosa y
triste nostalgia.
Catherine Fonseca nos presenta un poema de amor,
transparente y vertiginoso como todo sentimiento sincero y apasionado. Es que
el amor se vive a su edad con esperanza y angustia inefables.
El poema de Denisse Martínez es una epístola hermosa y
significativa a su padre. Los recuerdos, las palabras no dichas, los deseos
inexpresados, la tristeza de la ausencia, se conjugan en versos notables,
íntimos y hermosos.
Catalina Braco nos hace meditar con palabras lanzadas
directamente a nuestro corazón y nuestra conciencia. Sus bellas y precisas
sentencias son un regalo de amor y humanidad para todos nosotros.
Consuelo Lara nos presenta el poema de mayor aliento de
nuestra antología. Ganadora del segundo lugar, esta notable poeta alza su voz
para penetrar en la profundidad de los sentimientos humanos. Desde lo físico a
lo metafísico. De lo material a lo espiritual. De lo íntimo a lo colectivo. Un
poema hermoso, un poema profundo, un poema capaz de brillar con luces propias
en cualquier constelación literaria.
Andrés Rincón es el más reconocido de nuestros talentos.
Joven que ha asumido plenamente su voz lírica y consecuente con ello su mirada
literaria está siempre presente en cada acción que emprende. Por supuesto que
estuvo en la antología del año pasado y auguramos que en el futuro muchas
antologías nacionales recogerán sus versos. El poema ganador es sorprendente.
Desde la intertextualidad con el conocido Chapulín Colorado, que se adivina en
el título, surge un poema nada de cómico, pero sí muy humano, muy social, muy metido en el mundo y muy comprometido con
los valores permanente de la humanidad. Gran obra, poema valioso. Sus versos
magistrales revelan una pluma profunda, fina y poética, propia de un poeta
cabal.
La invitación queda hecha, esta poesía es lo mejor de nuestros
alumnos, porque la poesía siempre es lo mejor de todos nosotros y porque
abrirle espacios es abrirnos a un reino reluciente, vedado a quienes no
descubren su propia sensibilidad. a poesía es siempre una visita estelar.
Prof. Benedicto González Vargas
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