sábado, 17 de septiembre de 2011

La amenaza de Andrómeda, de Michael Crichton

Novela de culto en el mundo de la ficción científica, cuando apareció publicada en 1969 hubo muchos que pensaron que se trataba de una verdad que había sido ocultada (como tantas otras) por el gobierno de los Estados Unidos y que se había filtrado a un periodista su publicación. en esta obra inicial. El talento y la rigurosidad científica y tecnológica de Michael Crichton, en un contexto ficticio probable y coherente, desbordaron los límites de lo esperado para una novela y revelaron al potente autor y guionista que es hoy (la obra data de cuando aún estudiaba medicina en la universidad). 

La trama, ambientada en plena guerra fría y con la carrera espacial desatada, nos sumerge en una emergencia planetaria en la cual un satélite terrestre que reingresó en nuestra atmósfera venía "infectado" por bacterias extraterrestres que causaban la muerte instantánea a los seres humanos. El lugar donde cayó el artefacto, el pequeño pueblo de Piedmont, en Arizona, perdió en segundos a gran parte de su población, quienes no murieron, se volvieron locos y se suicidaron y solo un anciano y un bebé recién nacidos pudieron salvar de la catástrofe. aún la gente que pasaba en auto por las afueras del pueblo, murió al contacto con la criminal bacteria. 

¿Cómo salvar a la humanidad de esta catástrofe biológica? ¿Cómo encontrar un antídoto, una cura, un tratamiento, una forma de neutralizar la expansión de esta bacteria? Un grupo de científicos, encabezado por Jeremy Stone había propuesto al gobierno norteamericano, dos años antes, una solución para contingencias similares, la creación de un laboratorio subterráneo en el marco del proyecto Wildfire. Todo estaba casi listo, pero las contingencias tecnológicas y los errores humanos, desatan una trama interesante, atrapante, plena de emociones y sorpresas en la loca carrera de impedir que el mal se propague y extermine a los humanos, víctimas ideales de una bacteria de brutal eficacia.

Obra insoslayable para los amantes de la ciencia ficción o ficción científica (como queramos llamarle), pero también para los que gustan de buenas tramas, buenos contextos, gran verosimilitud y. sobre todo, buena literatura. 

 prof. Benedicto González Vargas

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