Es frecuente que cada vez que leemos la historia
de algunos inventos nos encontramos con el hecho de que muchas veces
esto ocurrió debido a la fortuna, el azar, a una circunstancia
inesperada que provoca un resultado creativo increíble.
No se puede negar la importancia del azar o, más propiamente dicho, serendipia,
pero hay que reflexionar un poco respecto de cómo y por qué esto ocurre
y ahí nos encontraremos con dosis relevantes de esfuerzo personal muy ajeno a la mera casualidad.
En efecto, conocemos la famosa expresión eureka de
Arquímides y otras varias circunstancias fortuitas que ayudaron a
Einstein, Pasteur, Fleming, Newton, Franklin, Goodyear, entre otros, y
muchas veces la simple anécdota esconde el sentido profundo del esfuerzo
personal que "empujó" dichas casualidades. En muchos de los casos de
serendipia hay empeños tan notables que llevan décadas siendo sostenidos
con gran persistencia.
Estos famosos científicos e inventores en muchos casos llevaban años investigando una fórmula, buscando una solución, haciendo pruebas de laboratorio, meditando sobre un problema.
Fracaso tras fracaso no se amilaban ni abandonaban, seguían con más
esfuerzo y empeño para encontrar la anhelada respuesta. Allí vino
el azar en su ayuda y llamamos serendipia a ese azar que no es casual,
sino que es impulsado por el empeño, y así ocurrió que una circunstancia
fortuita trajo la respuesta precisa; pero si la mente, el talento, el
conocimiento, el esfuerzo, no hubieran existido antes del hecho casual,
probablemente el investigador no habría sido capaz de reconocer la
respuesta a su problema.
El mérito, por lo tanto, no es del azar, el mérito es de quien se ha
preparado conscientemente, empeñosamente, para reconocer en una experiencia
imprevista un hecho trascendental. Por cierto que la serendipia existe en la creatividad, los nombres
arriba anotados y otros muchos no señalados, confirman esta tesis, pero
también es cierto que el esfuerzo constituye más del 90 % del logro. No
nos olvidemos que Edison nos decía que el 99 % de un logro es
transpiración y sólo el 1 % inspiración.
prof. Benedicto Gonzlaez Vargas
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