A propósito del esquivo Nobel para Nicanor Parra, en alguna oportunidad, haciendo uso de toda su ironía y buen humor,
él comentó que si no aparecía en la lista de ganadores, al menos
aparecería en la de los que no lo ganaron y estaría, además, en buena
compañía, con Borges y otros grandes que nunca lo obtuvieron. Algo
parecido estaba ocurriendo con el Cervantes, hacía años que sonaba entre
los posibles y siempre era postergado. Se llegó a especular que se
trataba de un problema de edad y de que Nicanor no siempre está
disponible para ir a recibir en persona los premios (requisito no
escrito, pero importante en el Cervantes).
Por ahí se supo que su hija trató de animarlo a celebrar,
pero él, como si fuera lo más normal, seguía repitiendo que no creía
habérselo ganado. Pero Parra es Parra, así de simple y se las ingenió
para que la prensa supiera (y luego publicara) que mientras deliberaban
en España y le asignaba el galardón, él estaba tranquilamente leyendo el
Quijote. Más de alguien dirá que fue premonitorio que estuviera
precisamente leyendo en Quijote mientras le conferían el Cervantes, pero
Parra se apresura a aclarar, chuscamente, que estaba leyendo el
Quijote..., pero el de Avellaneda. Cierto o no, es muy propio de Parra,
de su mirada lúdica e irónica de la vida,
de esa forma tan propia de andar siempre buscándole el cuesco a la
breva, que se afirmen los españoles si es que Parra se anima a viajar
a recibir el premio (sus 97 años lo hacen improbable), porque de ser
así tendrán un discurso memorable, no demasiado académico, pero una
pieza digna del gran poeta que es Parra.
No es menor la trilogía internacional de este antipoeta, el Juan
Rulfo, el Reina Sofía y el Cervantes. No muchos `pueden lucir ese
palmarés. El Nacional de Literatura de Chile
completa la lista de premios mayores. Todos merecidos, todos
necesarios, todos obtienen más lustre al tener su nombre en las listas.
El Nobel se lo pierde, allá ellos.
Digo con total
veracidad que todo Chile celebró este premio. Parra es nuestro poeta
mayor, el último de los 4 grandes que sigue vivo. Flaco, medio loco
(pero muy lúcido), arremetiendo contra gigantes invencibles, Parra es
como un Quijote y tal vez por eso es un buen Cervantes. Pero Parra es un
antipoeta, justo es entregarle, entonces, el Anti Cervantes, que debe
ser creado, inventado, obtenido de la antimateria sólo para él.
Ojalá falte mucho para que emprenda el viaje definitivo, pero su epitafio lo conocemos hace décadas, recordémoslo como homenaje:
De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa
Hijo mayor de un profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca del ídolo azteca
-Todo esto bañado Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo detonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!
(Epitafio, Poemas y Antipoemas, 1954).
prof. B. Andrés González Vargas
Otros artículos relacionados con Nicanor Parra en este blog:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.