Si bien es cierto que los intransigentes dirigentes estudiantiles no quisieron reunirse con él, las características personales del nuevo ministro de educación chileno, Harald Beyer, han sido destacadas por casi todos los sectores políticos de gbierno y oposición (excepción hecha, por cierto, del Partido Comunista). Beyer, que ha estado
en todas las comisiones de estudio del problema educativo durante los
gobiernos de la Concertación, que es vicepresidente del CEP y un
reconocido experto en temas de política educacional, ha asumido la
difícil tarea de conducir el ministerio más conflictivo del gabinete.
Al respecto, hace poco se conocieron las opiniones del director del
Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación, dependiente de
la Universidad Católica, Cristián Cox, quien manifestó que Beyer "es
alguien abierto al diálogo, poco ideológico. Con gran respeto por
quienes no piensan igual que él. Más calificado que nadie desde la
derecha para construir caminos políticos".
Para confirmar la experticia del nuevo ministro, Cox agrega: "Harald no es un político", su fortaleza está en su larga trayectoria de análisis y diseño de políticas".
Es de esperar que este nuevo ministro pueda articular acuerdos
verdaderamente consistentes en políticas educativas, que no se deje
arrastrar por la fraseología encandilante, pero bastante inútil de
quienes solo vociferan derechos, sin asumir responsabilidades y que hacen propuestas que no resisten un análisis serio.
La educación en Chile
está en problemas, tiene muchas falencias y debe ponerse a la altura de
las intenciones de desarrollo nacional y para ello se requiere un
ministro con ideas, con fuerza para llevarlas a cabo, pero con la
flexibilidad y ponderación necesarias para enfrentar un diálogo
verdadero y constructivo.
prof. Benedicto González Vargas
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