El salvaje Roberto Bolaño

Hace pocos días conversaba con un amigo, de esos amigos extraños que aún quedan, y digo extraños, porque siguen disfrutando de leer buenos libros, quien me dijo que quería penetrar en el mundo de Roberto Bolaño debido a que había leído buenos comentarios de su obra. Me preguntó por 2666, hablamos un poco de Los detectives salvajes y de Estrella distante. Él quedó entusiasmado con buscar esos libros y darse al disfrute de su lectura y yo quedé dándole vueltas al hecho de 1ue, salvo un comentario sobre Estrella distante, en estas páginas he escrito poco sobre Bolaño. Así que me ha parecido oportuno recordar a este notable escritor chileno, tempranamente desaparecido y tal vez, injustamente tratado en nuestro páis, donde se lo conoció (y reconoció) muy poco.



Había nacido Bolaño en abril de 1953 y su vida se extendió solo por 50 años, pues en julio de 2003, mientras vivía en Barcelona, dejó de existir atacado por un cáncer que no pudo ser contenido. Tras su muerte, por supuesto, muchos académicos y críticos chilenos alabaron su talento y quienes desde la trinchera literaria habían sido sus opositores, tuvieron que guardar silencio, al menos por un tiempo.


Su obra, traducida, comentada y estudiada en numerosos idiomas, como el inglés, francés, alemán, italiano y holandés, cada día adquiere galones de mayor importancia. Hoy no son pocos los que lo ubican a la altura de Borges o Cortázar.

¿Pero, quién era Bolaño? Una persona que luchó por su convicción estética aunque no siempre fuera reconocido. Consecuente con ello, la estrechez económica siempre le presentó dura batalla, era asiduo "participante de pequeños concursos literarios, un poeta marginal y un opinador contestatario", como escribió Edmundo Paz Soldán en su estudio Bolaño Salvaje (2008, Editorial Candaya). Bolaño escribía desde sus propias búsquedas y encuentros, obviando, muchas veces, las mejores recomendaciones comerciales en pos de una obra que cumpliera su ideario estético y su postura personal. Aunque ello significara atacar de frente a escritores ubicados en el establishment del canon literario chileno, como fue el caso de sus encontrones literarios con Raúl Zurita (especialmente la mofa que hace de él en Estrella distante).

Es interesante Bolaño, entretenido, crítico, cáustico a veces, gracias a mi amigo Eduardo me dan ganas de volver a leerlo y, ¿por qué no? volver a comentarlo.

prof. Benedicto González Vargas

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