lunes, 27 de noviembre de 2017

Lacónica

Muchas veces hemos escuchado o leído este vocablo cuando se refiere a una respuesta demasiado breve y poco elaborada o desarrollada. Según la Real Academia Española, el vocablo significa "breve, conciso, compendioso". Lo interesante es que también es el adjetivo gentilicio de una región griega, Laconia y aquí está el origen de este vocablo en su acepción más habitual en nuestro idioma.

Cuenta la historia que cuando Grecia no era nación unida bajo un mismo estado como hoy, pues existían varias ciudades -polis-, cada una de ellas con distintos gobernantes y sistemas de gobierno, el rey Filipo II de Macedonia (382-336 a.d.C.), buscando reunir todo el país bajo su mandato, atacó a varios estados vecinos que se convirtieron en parte de su monarquía. Esparta, por supuesto, no quiso someterse.


Los espartanos vivían al sur de Grecia en la región de Laconia (por eso a los espartanos también se les llamaba lacones). Hasta el día de hoy se les reconoce su valentía, disciplina, entrenamiento físico y hábitos sencillos y saludables. Lo que se dice menos es que en su  época eran conocidos como personas que hablaban poco y con respuestas breves. Toda una rareza en el mundo griego antiguo.

Filipo sabía que sin someter a Esparta su imperio en construcción era inviable, así que condujo a un gran ejército a la frontera con Laconia y envió un contundente mensaje a los espartanos: "Si no se someten de inmediato, invadiré el país. Y si invado el país, saquearé y quemaré todo lo que les pertenece. Si invado Laconia arrasaré la  ciudad". A los pocos días, recibió una respuesta, cuando abrió la carta encontró una sola palabra en ella: "Sí".

Fue, sin lugar a dudas, una respuesta lacónica.

prof. Benedicto González Vargas

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2 comentarios:

  1. Interesante artìculo, no tenìa idea de que la palabra venìa de los espartanos.
    Saludos, Miguel Angel

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  2. Gracias, Miguel Ángel por tu comentario. Así es la historia, muchas veces uno siquiera sabe de dónde provienen los vocablos y por qué los usamos. Saludos afectuosos,

    prof. Benedicto González Vargas

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