viernes, 8 de febrero de 2019

Tonto de capirote

Era mi abuela quien en ocasiones usaba la expresión "Tonto de capirote", pero siempre me quedó la duda respecto del origen del término, que sabía que se remonta a la colonización española. Sin embargo, ahí lo dejé, sin averiguar.

Este verano, revisando viejos libros que me gusta releer de vez en cuando, encontré mi pequeña colección de Almanaque 18, una revista anual editada por el desaparecido laboratorio Farmoquímica del Pacífico en forma ininterrumpida durante casi 80 años y que mi madre solía comprar entre diciembre y febrero en la ya también desaparecida Farmacia Andrade de Estación Central. Era una revista entretenida y fácil de leer, de la que solo conservo cuatro ejemplares.

Sin embargo, en el número correspondiente al año 1994, en la edición 75 de este notable libro, aparece la explicación del término que en líneas generales, dice que puede ser rastreado hasta los tiempos de Felipe III (1578 - 1621), cuando una famosa compañía teatral que representaba comedias, hacía vestir al personaje gracioso de las farsas con un ropaje especial que se complementaba con un capirote, una especie de gorra en punta, confeccionada con piel de gato (muy común en la época). Además, al parecer, el actor que representaba este papel era un criado con algún tipo de problemas físicos o mentales que lo hacían ser muy torpe. La gente lo empezó a llamar "el tonto del capirote" y muy pronto se usó el término para comparar esas torpezas que provocaban gracia, más allá de lo divertido del libreto, con situaciones graciosas que ocurrían a personas en la vida cotidiana. Así el "tonto del capirote" que se refería a una persona y a un personaje a la vez, se extendió a "tonto de capirote", referido a cualquier persona que manifiesta una torpeza superlativa.

Es un error pensar que el origen se remonta a la Inquisición, porque si bien es cierto los condenados por ella usaban un gorro en punta y que, tal vez, era llamado capirote, no se les daba el mote de tontos ni hacían reír, pues se trataba de herejes condenados a llevar en público una vestimenta especial que los marcaba en su condición 

Así que la próxima vez que use el término, lo haré consciente de su significado y, en cierto modo, consciente que representa alguna suerte  discriminación.

prof. Benedicto González Vargas

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