Investigaciones recientes -no acreditadas- han destrozado la leyenda de la longevidad de Chita (supuestamente fallecido a los 80 años), diciendo que Gentry habría mentido en casi todo: que no la trajo de Liberia, que la adquirió en California. Que no tenía seis meses, sino que 5 años. Que no había nacido en la década del 30, sino que en la del 60 (con lo que quedaría fuera de las películas de Johnny Weissmuller), incluso que el chimpancé que habitaba en el santuario de primates y que era reverenciado como el mítico actor, nunca habría actuado en ninguna película. Difícil creerlo, porque sostener una mentira tan grande, durante tantos años, cuesta mucho dinero y muchos compromisos. De hecho, en el cumpleaños número 74 de Chita, recibió un premio por su aporte al arte cinematográfico, como lo acredita la prensa de la época. El simio pasó sus últimos días pintando (sus pinturas se vendían para financiar el recinto en que vivía), tocando el piano y viendo sus viejas películas. Chita falleció la vispera de Navidad de 2011.
Es difícil que en una industria tan competitiva y envidiosa como el cine, una mentira de tamaña magnitud se haya mantenido durante tanto tiempo, pero también es improbable que todo lo dicho por Gentry sea cierto. Lo importante, es quedarnos con esa imagen entrañable de Chita poniendo siempre notas de humos en las viejas películas de Tarzán. Lo demás, es cine...
prof. Benedicto González Vargas
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