sábado, 2 de abril de 2022

Chita, un(a) inmortal del cine

 

Para aclararlo de entrada: La famosa mona que acompañó a Tarzán en 13 películas, no era "la", sino "el", puesto que era un macho llamado Jigg cuyo nombre cambió después a Cheeta, debido a la fama alcanzada en el cine. Tony Gentry fue su amigo y entrenador -para muchos, su amo- desde que la compró de 6 meses en Liberia y la ingresó oculta a Estados Unidos. Nunca se separaron hasta 1992, dos años antes de la muerte de Gentry, cuando se la entrega a su sobrino Dan Westfall, quien crea una reserva para primates, llamada C.H.E.E.T.A., donde la estrella chimpancé vivió hasta 2011, cuando falleció a la edad de 80 años.
Hasta aquí la leyenda, porque en la realidad poco se sabe de Chita. Según informaciones recogidas de personas que conocieron a los productores holliwoodenses, se habrían ocupado varios chimpancés, dependiendo las habilidades requeridas para distintas escenas, lo que es habitual en el cine, así que nada tiene de malo que Chita también haya tenido dobles. 

Investigaciones recientes -no acreditadas- han destrozado la leyenda de la longevidad de Chita (supuestamente fallecido a los 80 años), diciendo que Gentry habría mentido en casi todo: que no la trajo de Liberia, que la adquirió en California. Que no tenía seis meses, sino que 5 años. Que no había nacido en la década del 30, sino que en la del 60 (con lo que quedaría fuera de las películas de Johnny Weissmuller), incluso que el chimpancé que habitaba en el santuario de primates y que era reverenciado como el mítico actor, nunca habría actuado en ninguna película. Difícil creerlo, porque sostener una mentira tan grande, durante tantos años, cuesta mucho dinero y muchos compromisos. De hecho, en el cumpleaños número 74 de Chita, recibió un premio por su aporte al arte cinematográfico, como lo acredita la prensa de la época. El simio pasó sus últimos días pintando (sus pinturas se vendían para financiar el recinto en que vivía), tocando el piano y viendo sus viejas películas. Chita falleció la vispera de Navidad de 2011.

Es difícil que en una industria tan competitiva y envidiosa como el cine, una mentira de tamaña magnitud se haya mantenido durante tanto tiempo, pero también es improbable que todo lo dicho por Gentry sea cierto. Lo importante, es quedarnos con esa imagen entrañable de Chita poniendo siempre notas de humos en las viejas películas de Tarzán. Lo demás, es cine...

prof. Benedicto González Vargas

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