lunes, 20 de junio de 2022

Para mantener a su fulana, de Leticia Vigil

(por Hugo Montes brunet)

Para mantener a su fulana, de Leticia Vigil, Galinost, Santiago, 1986, es título buenísimo, entre popular y picaresco, criollo, casi a pesar de su casticismo a toda prueba. Aunque la autora es argentina y de la prosapia de Constancio Vigil, al que todos leíamos cuando muchachos, aparece con buenos derechos en la colección Narradores Chilenos de Hoy, porque se ha asimilado -ella y su familia- tan plenamente a nuestros modos y mistades, que es como de aquí. Claro que las locuciones trasandinas aparecen una y mil veces en sus breves catorce cuentos, dando al conjunto un aire local que resulta expresivo, grato, nunca limitante. De otra parte, más de un relato está localizado por estos mundos, dcon lo cual -digamos- se hace tarea de integración: "La cordillera une y no separa...etc."

De técnica, toda la que se requiere para dinamizar el cuento. No más que una interlocución al juez, por ejemplo, en el primer relato, el del título del libro. La hablantina mujer va y viene con sus penas, entre acusándose y disculpándose, haciendo que no solo el magistrado, sino también todos lectores simpaticemos con ella. Al fin el Lucho era como dueño de esa casa en la que robó para su fiesta, para su humanísima fiesta. ¿Cómo no comprenderlo, si a los otros les sobraba y él no tenía ni para matar el hambre? ¡Y cuántos Luchos hay en el mundo, Dios mío!

Otras veces es el diálogo, siempre ágil y exacto. No falta un cierto lirismo tenue, de buen gusto. La capacidad de contar, empero, prevalece. Solo que dan ganas de que el cuento se alargue. Así "Y se rompa la norma" es demasiado breve para tanta cosa que allí ocurre. Algún relato se emparienta con un conocido filme argentino, pero lo más es propio, original.

Buenísimo el libro, no solo su título.

(texto publicado originalmente en Diario La Tercera, 4 de enero de 1987)

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