El sacerdote maltés Giuseppe Vella, inteligente, amable, ambicioso, manipulador y falsario, es el anti-héroe de la historia, que logra ganarse nuestras simpatías y que, al menos en lo personal, no quería que revelase su impostura, pues me gustaba esa actitud suya desafiante y segura, que podía dejar públicamente callados incluso a los pocos que sabían de sus mentiras. Nada en él, en sus acciones, lo podría convertir en un héroe de novela, pero sí su enorme inteligencia y su talento literario, que le permiten intervenir no uno, sino dos códices antiguos, llamados el Manusrito de San Martino y el Archivo de Egipto respectivamente. No obstante, es el gran antihéroe de la historia. Sin embargo, sí hay un héroe, pasa por ser un interesante personaje secundario, me refiero al poeta, intelectual, abogado y patriota Francesco Paolo di Blasi, personaje histórico real (como otros que se nombran en la novela) quien murió torturado y sentenciado a decapitación por impulsar una revolución contra las autoridades de la época. Su historia corre paralela a la de los falsos arhivos y hacia el final de la novela se torna muy relevante.
Obra muy interesante que, bajo la forma siempre atractiva de la novela histórica, nos presenta este bullado caso de la Sicilia del siglo XVIII en clave literaria y con gran talento. Muy recomendable.
Benedicto González Vargas
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