sábado, 28 de octubre de 2006

Responsabilidades profesionales en el Marco para la Buena Enseñanza

Siguiendo con lo expuesto en el Marco Para la Buena Enseñanza vamos a revisar ahora el cuarto Dominio que nos propone este importante documento. Se trata de las Responsabilidades Profesionales del docente en cuanto a su compromiso principal que es que sus alumnos aprendan, tema de gran importancia sobre todo hoy que tanto se aspira a mejorar la calidad de la educación. Trabajar en este Dominio implica hacerse cargo de un fuerte compromiso y participación no sólo con los trabajos y tareas normalmente requeridas a los docentes (planificar, preparar clases, evaluar, etc.), sino también con el Proyecto Educativo institucional del lugar donde se desempeña, de una manera activa, influyendo permanentemente para ponerlo en práctica de mejor modo o ir adecuando a las necesidades que se vayan presentando. 

Para hacerlo, se debe estar en un permanente proceso de evaluación, que permita detectar las dificultades, buscar formas de superarlas, comprender y hacerse cargo de aquellos elementos que impiden el aprendizaje de sus alumnos y buscar estrategias allanen el camino. Desde otro punto de vista, esta responsabilidad también ha de traducirse en ser parte dinámica de la comunidad educativa donde uno está inserto, compartir y aprender de los colegas y con ellos, relacionarse con todos los estamentos de la comunidad con la actitud de un aprendiz consciente que sabe integrarse y colaborar en lo que pueda. 

Los criterios que nos propone el Mineduc para evaluar esta área son los siguientes: 
- reflexionar sistemáticamente sobre la propia práctica docente, recogiendo evidencias de los aprendizajes, analizando críticamente esas evidencias para determinar las fortalezas y debilidades de las propias prácticas y al efecto qué éstas tienen sobre los alumnos, lo que permitirá reformularlas e implementarlas nuevamente de mejor forma. Esto también permitirá identificar las propias necesidades de desarrollo y actualización profesional y actuar de acuerdo a ello. 

- Construir relaciones profesionales colaborativas con los colegas. Vale decir, promoviendo diálogos sanos y constructivos sobre distintos aspectos o énfasis pedagógicos, intercambiando prácticas exitosas, sugiriendo ajustes, colaborando en la formulación de estrategias internas y con los proyectos que los pares promuevan para mejorar la calidad de la enseñanza en la institución. Cuando se es capaz de aportar el trabajo, conocimientos y experiencia en beneficio de la comunidad, suele recibirse más de lo que se entrega. 

- Asumir la responsabilidad de orientar el desarrollo personal de sus estudiantes, lo que implica un trabajo intra y extra aula, acumulando una rica información sobre las necesidades en el desarrollo personal y académicos de sus alumnos, proponiendo fórmulas para encausar y solucionar los problemas. 

- Propiciar relaciones colaborativas con padres y apoderados. Esto significa mantener permanentemente y por todos los medios informadas a las familias sobre los procesos de aprendizaje que enfrentarán los estudiantes, sobre los estados de avance de ellos y, cuando corresponda, instar la participación de las familias en actividades de aprendizaje, relación, recreación y convivencia de los alumnos. 

- Manejar información actualizada sobre la profesión docente, la especialidad, el sistema educativo y las políticas vigentes, tanto a nivel nacional, como en el marco de la propia unidad educativa y con ese conocimiento analizar críticamente la realidad del establecimiento en el que se desempeña colaborando siempre para alcanzar las metas. Sólo así un docente podrá ser parte activa de su comunidad y podrá influir positivamente en el devenir de ésta. 

Ciertamente para ello deben darse las condiciones propicias de parte del nivel directivo de la institución para fomentar los aportes y las colaboraciones, creando espacios abiertos y tolerantes de diálogo que, lamentablemente, no son comunes. Gran responsabilidad tienen en esto los directivos escolares, especialmente los vinculados al área de la evaluación docente y unidades técnico-pedagógicas que, en gran medida y distorsionando los verdaderos objetivos de sus importantes funciones, suelen caer en prácticas tensionantes, descalificatorias (y aun persecutorias) que en nada ayudan a corregir los problemas y sólo enrarecen el clima laboral. 

prof. Benedicto González Vargas 
publicado originalmente en mi blog de Atinachile el 28 de octubre de 2006 

Artículos relacionados:





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.